MARTES 11 DE OCTUBRE
“EL ESPÍRITU VUELVA A DIOS”
Lee Génesis 2:7 y Eclesiastés 12:1 al 7. ¿Qué contraste ves entre estos dos pasajes bíblicos? ¿Cómo pueden ayudarnos a comprender mejor la condición humana después de la muerte? Ver también Génesis 7:22.

Como ya vimos, la Biblia enseña que el ser humano es un alma (Gén. 2:7), y el alma deja de existir cuando el cuerpo muere (Eze. 18:4, 20).

Pero ¿qué sucede con el “espíritu”? ¿No permanece consciente incluso después de la muerte del cuerpo? Muchos cristianos creen que sí, e incluso tratan de justificar su postura citando Eclesiastés 12:7, que dice: “Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. Pero esta declaración no sugiere que el espíritu de los muertos permanezca consciente en la presencia de Dios.

Eclesiastés 12:1 al 7 describe en términos bastante dramáticos el proceso de envejecimiento, que culmina con la muerte. El versículo 7 se refiere a la muerte como la inversión del proceso de creación mencionado en Génesis 2:7. Como ya se ha dicho, en el sexto día de la semana de la Creación, “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gén. 2:7). Pero ahora, Eclesiastés 12:7 nos dice que “el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. Por consiguiente, el aliento de vida que Dios sopló en las fosas nasales de Adán, y que también proveyó para todos los demás seres humanos, vuelve a Dios; en otras palabras, simplemente deja de fluir en ellos y a través de ellos.

Debemos tener en cuenta que Eclesiastés 12:7 describe el proceso de muerte de todos los seres humanos y lo hace sin distinguir entre justos e injustos. Si los supuestos espíritus de todos los que mueren sobreviven como entidades conscientes en la presencia de Dios, entonces, los espíritus de los impíos, ¿están con Dios? Esta idea no armoniza con la enseñanza general de las Escrituras. Como el mismo proceso de muerte ocurre tanto con los seres humanos como con los animales (Ecl. 3:19, 20), la muerte no es otra cosa que dejar de existir como seres vivos. Como dijo el salmista: “Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser, y vuelven al polvo” (Sal. 104:29).

■ A menudo decimos que la muerte es solo parte de la vida. ¿Qué tiene de malo eso? Que la muerte es lo opuesto a la vida, la enemiga de la vida. Entonces, ¿qué gran esperanza se encuentra en este versículo: “El postrer enemigo que será destruido es la muerte” (1 Cor.15:26)?

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LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2022
Narrado por: Pr. Robert Costa
Desde: Chattanooga, TN – USA
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