MARTES 16 DE ENERO
DIOS ES EL JUEZ
Lee Salmo 75. ¿Por qué es vana la jactancia de los impíos?
Como Rey soberano, el Señor es también Legislador (Sal. 99:7) y Juez (Sal. 98:9; 97:2). Los impíos amenazan constantemente el orden justo que Dios estableció en el mundo, pero el Señor juzgará al mundo y pondrá fin al dominio del mal (Sal. 75:8-10; Sal. 96:13).
En Salmo 75, varias imágenes describen la destrucción irrevocable de los impíos. La imagen de una copa con vino tinto (Sal. 75:8) transmite la intensidad de la furia de Dios (Jer. 25:15; Apoc. 14:10). El corte de los cuernos de los impíos representa el fin de su poder y dominio, mientras que el poder de los justos será exaltado (Sal. 75:10). Dios tiene un “tiempo designado” (Sal. 75:2) para su juicio. Este juicio ejecutivo claramente tendrá lugar al final de los tiempos (Sal. 96:13; 1 Cor. 15:23-26).
El Señor sondea el corazón de las personas como parte de su juicio. Lee Salmo 14:2. Es una reminiscencia de Génesis 6:5 y 8. Ambos textos muestran que el examen que Dios hace de la vida de las personas y la búsqueda que realiza para ver a quiénes puede salvar preceden a la ejecución del juicio de Dios sobre el mundo. Este juicio a veces se denomina “Juicio Investigador”, cuando Dios defiende a los justos y decide el destino de los impíos.
¿Cómo funciona?
En primer lugar, Dios libera a su pueblo de los impíos (Sal. 97:10; 146:9) y corona a los humildes con la salvación (Sal. 149:4). En segundo lugar, los impíos que no se arrepienten son destruidos para siempre (Sal. 97:3). Algunos salmos describen poéticamente la inutilidad de las armas humanas contra el Juez divino (Sal. 76:3-6). El Señor es también un Dios que perdona, aunque castiga las maldades de la gente (Sal. 99:8). El pueblo de Dios, no solo los impíos, dará cuenta a Dios (Sal. 50:4; 135:14).
Salmos transmite la misma noción que se expresa en otros textos bíblicos, de que el juicio de Dios comienza con el pueblo de Dios y se extiende a toda la Tierra (Deut. 32:36; 1 Ped. 4:17). El salmista clama a Dios para que lo juzgue, pero confía en la justicia de Dios para que lo defienda (Sal. 7:8-11; 139:23, 24).
Salmos nos llama a alegrarnos a la espera de los juicios de Dios (Sal. 67:4; 96:10-13; 98:4-9). ¿En qué medida el juicio de Dios es una buena noticia para quienes están cubiertos por la sangre de Cristo?
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LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2024
Narrado por: Gustavo Perez
Desde: Málaga, España
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