MARTES 21 DE JUNIO
JACOB BENDICE A LOS HIJOS DE JOSÉ

Cuando Jacob se aproxima a su muerte, recuerda su regreso a Betel (Gén. 35:1-15), cuando recibió de Dios la renovada promesa de la “heredad perpetua” (Gén. 48:4) que le fuera dada a Abraham (Gén. 17:8). Por lo tanto, la esperanza de la Tierra Prometida es un pensamiento reconfortante que nutre su esperanza al sentir que la muerte se aproxima. Entonces, Jacob se dirige a los dos hijos de José, que nacieron en Egipto, y los bendice, pero lo hace en el contexto de la promesa futura con respecto a su propia simiente.

Lee Génesis 48. ¿Por qué Jacob bendijo a los dos hijos de José aquí, y no a sus otros nietos?

Los dos hijos de José, Manasés y Efraín, son los únicos nietos que bendijo Jacob. Por lo tanto, son elevados de la condición de nietos a la condición de “hijos” (Gén. 48:5). Aunque la bendición de Jacob implica una preeminencia del segundo (Efraín) sobre el primero (Manasés), la bendición del patriarca concierne esencialmente a José (Gén. 48:15).

Lo que vemos aquí es un testimonio personal sobre la fidelidad de Dios hacia ellos en el pasado y su promesa para ellos en el futuro. Jacob alude al Dios de Abraham e Isaac (Gén. 48:15), quien les había brindado alimento y protección.

Este es el mismo Dios que “me liberta de todo mal” (Gén. 48:16). Jacob también tiene en mente al “Dios de Bet-el” (Gén. 31:13), con el que luchó (Gén. 32:29) y quien le cambió el nombre de Jacob a “Israel” (Gén. 32:26-29).

Al referirse a todas estas experiencias, por las cuales Dios transforma el mal para bien, Jacob expresa su esperanza de que Dios no solo se encargará de la vida actual de sus nietos, así como lo hizo por él y por José, sino también de su futuro, cuando sus descendientes regresen a Canaán. Esta esperanza es evidente por su referencia a Siquem (Gén. 48:22), que no solo es una parcela de tierra que había adquirido (Gén. 33:19) sino también un lugar donde enterrarán los huesos de José (Jos. 24:32) y donde se distribuirá la tierra a las tribus de Israel (Jos. 24:1). Aun en medio de todo lo que ha sucedido, Jacob tenía en mente las promesas de Dios, quien dijo que por medio de esta familia “serán benditas […] las familias de la tierra” (Gén. 12:3).

Lee Hechos 3:25 y 26. Según Pedro, ¿cómo se cumplió esta promesa de Génesis 12:3? ¿Cómo hemos recibido esta bendición nosotros personalmente?

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