03 DE SEPTIEMBRE
DE VUELTA AL FUTURO
«Entonces Josué habló a Jehová […] y dijo: […]: “Sol, detente en Gabaón, y tú, luna, en el Valle de Ajalón”. […] El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero» (Josué 10: 12, 13, RV95).
En 1752, Inglaterra adoptó un cambio de calendario que adelantó el calendario diez días. ¿Cómo funcionó eso? Bueno, ¡la gente se acostó el 3 de septiembre y se despertó el 14 de septiembre! Fue para ajustar los diez días que ya había ganado el calendario. Verás, un año tiene en realidad 365 días y un cuarto. Cuando han pasado varios años, hay que añadir días enteros al calendario. Actualmente, cada cuatro años, un día extra en febrero se encarga de resolver el problema. pero en la Inglaterra de aquella época aún no se había dado con esa solución.
Si se ganara un cuarto de día más cada año, y nunca se tuviera un año bisiesto, al cabo de cuarenta años se tendría que adelantar diez días al calendario. Y de ahí el cambio de calendario: un salto hacia adelante en el futuro, y perder diez días. ¿Te lo imaginas? La mayoría de nosotros no pensamos en lo que ese tipo de cambio supondría para nuestra vida cotidiana. Quizá no cambie mucho las cosas para los estudiantes, pero para los adultos sería desastroso. Los niños perderían diez días del año escolar, y eso podría estar bien, pero los adultos (y algunos adolescentes) perderían diez días de trabajo, mientras que los bancos seguirían queriendo cobrarles la cuota mensual de la hipoteca y los gastos de las tarjetas de crédito. Sería como un gran cambio de horario de verano, salvo que adelantaríamos nuestros calendarios, en lugar de nuestros relojes. Los calendarios de nuestras computadoras también tendrían que ser reajustados.
Hay una historia en la Biblia que habla de un cambio de hora. Sucedió en los días de Israel, cuando acababan de entrar en la Tierra Prometida. Josué y el ejército hebreo estaban luchando en una batalla, pero la batalla aún no había terminado, y la luz del día estaba pasando rápidamente. «Entonces Josué habló a Jehová […] y dijo […]: “Sol, detente en Gabaón, y tú, luna, en el Valle de Ajalón”. […] El sol se paró en medio del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero». ¿No es increíble? Josué le pidió a Dios que detuviera el sol en su lugar, y Dios le concedió el favor. Las tribus de Israel siguieron luchando durante otras veinticuatro horas, y ganaron la batalla.
¡Qué historia tan maravillosa! Nunca hubo un día igual, porque el Señor escuchó la oración de un hombre.
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UN SALTO EN EL TIEMPO
Devoción Matutina para Adolescentes 2022
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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