05 DE MARZO
JUNTOS HASTA EL FIN
“No tengas miedo, yo te ayudo” (Isaías 41:13).
¿Alguna vez has oído hablar de Derek Redmond? Fue un gran atleta olímpico de Gran Bretaña, campeón de Europa y del mundo en el relevo de 4 x 400 metros. En los Juegos Olímpicos de 1992, Redmond era uno de los favoritos. En la competición de semifinales estaba entre los primeros clasificados cuando sufrió una lesión en el muslo derecho. Se detuvo, cojeó y cayó al suelo. Llorando y con mucho dolor, solo podía pensar que había perdido sus posibilidades de ganar la medalla. Antes de que los médicos acudieran a auxiliarlo, decidió intentarlo una vez más. Se fue cojeando, con dolor, luchando por completar la prueba. Justo cuando estaba a punto de rendirse, un hombre burló la seguridad y entró en la pista. ¿Quién era? ¡El padre de Derek!
-Necesito completar la carrera -dijo Derek, llorando.
-Entonces hagamos esto juntos -fue la respuesta del padre.
En los últimos metros de carrera, llorando y con dolores, el deportista se apoyó en los hombros de su padre. Abrazados, cruzaron la meta y fueron aplaudidos por más de setenta mil personas. Derek Redmond no ganó una medalla ese día, pero su superación quedó marcada en la historia de los Juegos Olímpicos.
No eres un atleta olímpico, pero estás participando en una gran carrera: la vida. Hay días en los que las pruebas son fáciles y puedes llegar a la recta final con facilidad. Sin embargo, hay momentos en los que te sientes débil, desesperanzado y quieres rendirte, dejarlo todo y salirte de la pista. En días como este, recuerda que hay un Padre en las gradas listo para acompañarte hasta el final. Si estás cansado, él puede tomarte en sus brazos. Prometió ayudarnos, así que, no debemos tener miedo. No vayas en soledad a la línea de meta; apóyate en los brazos de Dios, y tu medalla estará garantizada.
QUIERO CONOCERTE
Devoción Matutina para Adolescentes 2023
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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|| www.drministries.org ||
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