06 DE OCTUBRE
TYNDALE ES MARTIRIZADO
«Deseables son más que el oro, más que mucho oro refinado; y dulces más que la miel, la que destila del panal» (Salmo 19: 10, RV95).
En este día de 1536, William Tyndale fue quemado en la hoguera por haber traducido la Biblia al inglés y por su esfuerzo por introducirlas a escondidas en Inglaterra. Quince años antes se había interesado por el trabajo de Erasmo y de Lutero, ambos reformadores en la traducción de las Escrituras. Se habían impreso algunas Biblias en Europa, pero la mayoría de los ejemplares seguían estando en latín, una lengua muerta que solo podían leer los sacerdotes, monjes y obispos de la Iglesia Católica. Tyndale quería, sobre todo, que la gente común tuviera la Biblia para leerla en su propio idioma. Tras estudiar hebreo, griego y alemán, se puso a trabajar en la traducción de la Biblia al inglés. En uno de sus viajes para ingresar Biblias de contrabando en Inglaterra a través de un barco mercante, Tyndale fue traicionado por un supuesto amigo y fue arrojado a la cárcel, donde soportó el trato más inhumano.
Cuando la iglesia predominante en aquella época finalmente lo juzgó, quinientos días después, fue una ridícula farsa. Tyndale fue condenado por herejía, y sentenciado a ser ejecutado en el patio de la prisión. ¿Puedes creerlo? ¡Una iglesia, que debiera ser una institución que cumpliera la orden de Jesús de difundir el evangelio, iba a ejecutar a un hombre que estaba haciendo todo lo posible por difundir la Palabra de Dios! Desafortunadamente, el rey Enrique VIII, un cristiano también, no hizo nada para detener la ejecución. Las últimas palabras de Tyndale fueron: «Señor, abre los ojos del rey de Inglaterra». Y Dios lo hizo. La oración del reformador fue respondida tres años después, cuando el rey Enrique VIII finalmente vio la luz.
William Tyndale, el padre de la Reforma inglesa, el apóstol de Inglaterra y un brillante erudito, fue utilizado por Dios para cambiar profundamente la historia. Con valentía abrió el camino a los reformadores que le siguieron. Thomas Cromwell continuaría la obra de Tyndale poco después de la muerte de este mártir. Y otros, como Juan y Carlos Wesley en el siglo XVIII, llegaron a ser aún más influyentes en llevar el evangelio a la gente común de Inglaterra.
Dios siempre ha tenido a sus campeones para arrojar la luz del evangelio en el camino hacia el cielo. Una y otra vez, cuando el camino parecía más oscuro que nunca, la luz de la verdad surgió para traer el amanecer. No tengas miedo de defender a Dios. Puedes hacer grandes cosas por él.

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UN SALTO EN EL TIEMPO
Devoción Matutina para Adolescentes 2022
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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