20 DE NOVIEMBRE
UNA BALLENA HUNDIO UN BARCO
«He allí el grande y ancho mar. […] Allí este Leviatán que hiciste para que jugara en él. Todos ellos esperan en ti, para que les des la comida a su tiempo» (Salmo 104: 25-27, RV95).
¿Cómo crees que era la vida antes del diluvio universal, cuando los dinosaurios vagaban por la tierra y las criaturas gigantes gobernaban los mares? Me refiero a criaturas como el Carcharocles megalodon, por ejemplo (búscalo en internet para que lo veas). Se calcula que este gigantesco tiburón prehistórico medía entre 12 y 15 metros [40 a 50 pies] de largo y pesaba 48 toneladas. ¡Vaya! El gran tiburón blanco actual solo mide 6 metros (20 pies] y pesa algo más de 2 toneladas. Eso realmente pone las cosas en perspectiva. Un megalodon sería tan pesado como 7 elefantes de 7 toneladas cada uno. Eso es más grande que el Tyrannosaurus rex. De hecho, junto con el cachalote, el megalodon fue el mayor depredador que el mundo haya visto. Sus dientes fosilizados tenían un tamaño de 7 a 18 centímetros (3 a 7 pulgadas) de largo, cosas enormes que podían ser tan grandes como la mano de un hombre. Proporcionar alimento a 48 toneladas de músculo activo no debía de ser una tarea fácil. Probablemente se alimentaba de ballenas.
La parte realmente aterradora es que es posible que hoy en día algunas de esas criaturas todavía existan. Algunas de ellas han atacado a hombres en el mar. En la época de Colón, los navegantes temían adentrarse demasiado en aguas inexploradas, por miedo a encontrarse con un monstruo marino que pudiera hundir su barco. Las historias legendarias que contaban sobre serpientes marinas y calamares gigantes que podían atacar y devorar un barco pueden parecer un poco exageradas, sin embargo, la parte de los monstruos marinos que derribaban los barcos era cierta. El 20 de noviembre de 1820, un barco estadounidense a 3,000 millas de distancia de la costa fue hundido por un cachalote de 80 toneladas, similar a la ballena de la novela Moby Dick de Herman Melville.
En los siglos XIX y principios del XX, la industria ballenera, considerada una de las profesiones más peligrosas, funcionaba a todo dar. Los hombres cazaban todas las ballenas que encontraban para obtener aceite de ballena, que se utilizaba para lámparas y velas; y grasa de ballena, que se utilizaba para lubricar las piezas de las máquinas. Mientras los hombres estuvieran en los grandes barcos balleneros utilizados para procesar las ballenas, la aventura era bastante segura; sin embargo, siempre existía la posibilidad de que los balleneros murieran mientras estaban en los pequeños botes de remos persiguiendo y arponeando ballenas enfurecidas.
Dios creó todas las criaturas para que las disfrutemos. Lamentablemente, en este mundo pecaminoso la gente a veces caza animales simplemente por deporte. Sin embargo, en la Tierra Nueva, estas magníficas criaturas podrán navegar por los profundos mares azules en perfecta libertad, tal y como Dios pretendía. 330
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UN SALTO EN EL TIEMPO
Devoción Matutina para Adolescentes 2022
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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