23 DE OCTUBRE
SOLDADO DESCONOCIDO
«Luego dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”» (Lucas 23:42, NVI).
¿Te has sentido alguna vez como un donnadie? Espero que no. Nadie debería sentirse así. Pero tristemente, en las guerras que ha habido a lo largo de los siglos, muchos donnadies han muerto lejos de casa y nadie sabía siguiera su nombre. Sus familias nunca supieron cómo murieron o dónde fueron enterrados. Durante la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos, tanto soldados británicos como alemanes murieron luchando y están enterrados en suelo americano en tumbas sin nombre. Solo Dios conoce sus nombres.
Esto volvió a ocurrir durante la Primera Guerra Mundial. Muchos soldados se entregaron valientemente por su país, pero al estar lejos de casa, nadie pudo identificar sus restos. Con tantos muertos en un mismo lugar, había que enterrarlos a toda prisa. ¡Qué sacrificio hicieron! Qué tristeza pagar con sus vidas y no recibir ningún reconocimiento por ello.
Entonces alguien tuvo la idea de hacer un monumento a todos los soldados estadounidenses desconocidos que murieron en la Primera Guerra Mundial. El 23 de octubre de 1921, en la ciudad francesa de Chalons-sur-Marne, un oficial es
dense eligió el cuerpo de un soldado desconocido para honrar simbólicamente a todos esos miles de estadounidenses que habían muerto. Nadie sabía el nombre del soldado. No llevaba ninguna placa que indicara su nombre o su rango. Y nadie sabía la fecha de su muerte. Hoy ese soldado está enterrado en la Tumba del Soldado Desconocido en el Cementerio de Arlington, cerca de Washington D. C. Ese soldado es el hijo de todos, el hermano de todos.
Jesús murió hace casi dos mil años por una causa mucho más grande que una guerra de las que nosotros libramos aquí. Murió para salvar de sus pecados a todas las personas de todos los tiempos. Jesús fue enterrado en una tumba prestada, y maravilla de maravillas, se levantó de la tumba.
Nadie sabe exactamente dónde fue enterrado Jesús. Los guías turísticos de Jerusalén te llevarán a una tumba que se asemeja a la típica tumba en la que podría haber sido enterrado Jesús, pero el sitio real se ha perdido en las brumas del tiempo.
Pero eso no importa. Jesús dio su vida para que tú y yo no tuviéramos que morir y ser enterrados para la eternidad en tumbas sin nombre. Como al ladrón en la cruz, se nos promete: «Estarás conmigo en el paraíso».

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UN SALTO EN EL TIEMPO
Devoción Matutina para Adolescentes 2022
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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