28 DE FEBRERO
MAPEO GENÉTICO
«Dios miró todo lo que había hecho, y consideró que era muy bueno» (Génesis 1:31, NVI).
Un día como hoy, en 1953, los científicos de la Universidad de Cambridge anunciaron que habían determinado la forma y el diseño de la molécula de ADN humano. Los dos científicos que hicieron el descubrimiento fueron James Watson y Frances Crick. Más de ochenta años antes, en 1869, los científicos lo habían descrito como ácido desoxirribonucleico, o ADN, para abreviar; sin embargo, no fue sino hasta 1953 cuando se supo que la molécula de ADN era una doble hélice formada por cadenas de moléculas de proteína unidas en forma de doble espiral.
Por si te perdiste, estamos hablando de que por primera vez los científicos pensaron que podrían crear vida. Según ellos, el hombre ahora sería capaz de juntar los bloques de construcción básicos de la biología. Crear una hoja, un gusano o un dedo humano no estarían ahora más allá del ámbito de la posibilidad. O eso pensaban ellos.
Esa noche, camino a su casa, Watson se detuvo a cenar con sus amigos y exclamó: «Hemos descubierto el secreto de la vida». No estaba tan lejos. Ahora entendían mejor cómo los rasgos genéticos del color del pelo, el color de los ojos o la inteligencia podían transmitirse de generación en generación. Este concepto cambió por completo la forma en que los científicos veían la genética. Ahora se daban cuenta de que, mirando dentro del ADN, podían saber si un bebé era propenso a tener una enfermedad genética. Ahora podían alterar la forma en que crecen los alimentos, ayudar a identificar a un delincuente o encontrar curas para enfermedades como el sida.
Pero ¿este descubrimiento conllevó algún peligro? Solo Dios puede entender realmente cómo funciona el ADN, y si jugamos con él sin comprender plenamente lo que estamos haciendo, podemos crear problemas mayores de los que ya tenemos. El delicado equilibrio del cuerpo humano depende de muchas cosas: hormonas, niveles de energía, inmunidad a las enfermedades… la lista es interminable.
No somos Dios; esto es algo que no debemos olvidar nunca. Solo Dios puede crear vida. Incluso si el hombre pudiera aprender a juntar todas las piezas de un cuerpo humano, molécula por molécula, célula por célula, tejido por tejido y órgano por órgano, ¿cómo haríamos que todas funcionaran en armonía? Y lo que es más importante, ¿cómo les daríamos la chispa de la vida? La genética es un campo asombroso, pero conocer al Creador del código genético del ADN es aún más emocionante. Él es nuestro Dios compasivo, nuestro Amigo fiel y nuestro sabio Hacedor.

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UN SALTO EN EL TIEMPO
Devoción Matutina para Adolescentes 2022
Narrado por: Isa Valen
Desde: Buenos aires, Argentina
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