16 DE JULIO
TE TOMA DE LA MANO
Porque yo, el SEÑOR tu Dios, te tomo de la mano. Yo soy el que te dice: “Te ayudaré, no tengas miedo”. Isaías 41:13, PDT.
Después del divorcio, mis dos hijitas y yo nos fuimos a vivir con mi familia. Allí compramos una casa en una zona poco poblada. Las noches eran largas e infundían miedo, por lo cual decidimos dormir juntas. Todas las noches, después de orar, cada una sostenía una de mis manos y me preguntaba: “Me estás cuidando?”. “Sí, aquí estoy”, les respondía. Sus manitas apretaban la mía, y cuando se dormían y yo intentaba moverme, se despertaban e insistían: “No me sueltes la mano, mami”. Su seguridad estaba en que yo sostuviera sus manos mientras pasaba la noche.
Dios usó una imagen familiar como esta para dar un mensaje certero: “Yo te tomo de la mano”. En el Oriente Medio, muchas familias tenían un(a) “aya”, una esclava nacida en su casa y estrictamente seleccionada. A veces era una familiar viuda o estéril (Rut 4:16) que se encargaba de guiar al niño desde su nacimiento. Lo amamantaba, le enseñaba a caminar, y lo guiaba de la mano en sus modales. El ayo o la aya era maestro, instructor, enfermero, guía, escudero, y estaba dispuesto(a) a morir por el niño o la niña que cuidaba, quien crecía imitando el carácter y la personalidad de su aya. Dios estaba allí para ser el Ayo de su pueblo. ¡Qué imagen tan poderosa!
Sostén la mano de tu Padre celestial y deja a tus hijos un legado de dependencia espiritual. “Sigan los jóvenes su ejemplo y busquen a la hora del amanecer y del crepúsculo un momento de quietud para tener comunión con su Padre celestial. Y durante el día eleven su corazón a Dios. A cada paso que damos en nuestro camino, nos dice: “Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha… no temas, yo te ayudo?. Si nuestros hijos pudieran aprender estas lecciones en el alba de su vida, ¡qué frescura y poder, que gozo y dulzura, se manifestaría en su existencia!” (Ed, pp. 233).
¿Comprendemos bien claramente hasta qué punto se acerca Jesús a nosotros? Se dirige a nosotros personalmente. Se revelará a todo aquel que quiera ser revestido del manto de su justicia. Declara: “‘Yo… tu Dios, fortaleceré tu diestra”. Coloquémonos donde pueda verdaderamente sostenernos, donde podamos oírle decir con fuerza y autoridad: “Fui muerto; y he aquí vivo para siempre jamás”” (7TI, p. 72).
Cuando tu camino se hace más peligroso, cuenta con su presencia, sostén y ayuda.
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HIJA MÍA, NO TENGAS MIEDO
Devoción Matutina Para Mujeres 2023
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia
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