22 DE ENERO
VIDA ABUNDANTE
“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir, yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10).
¿Y si no tuvieras nada que probar? Estaba pedaleando al trabajo, en mi bicicleta roja, cuando Dios me sorprendió con esa pregunta. A Dios le gusta hablarme mientras pedaleo en las mañanas, cuando mi cabeza aún está callada y tranquila. Esa mañana, la pregunta fue clara y penetrante: “¿Cómo vivirías si la vida no fuera un examen cotidiano en el que tu valor e identidad estuvieran permanentemente en juego?”
Muchas mujeres creemos que esta alocada carrera por probar nuestro valor se terminará en cuanto crucemos la meta. Pensamos que obtener un título universitario, casarnos con un buen hombre y tener hijos les mostrará a todos, nosotras incluidas, que valemos y somos necesarias. Sin embargo, tal como en los dibujitos animados, cuando llegamos a esa meta, jadeantes y sedientas, el oasis se disipa y terminamos lamiendo la arena. En Uninvited [No invitada], la autora Lysa Terkeurst cree que en este proceso “corremos más y más lejos del único que quiere vivir una historia de amor con nosotras. […] El que nos acalla, nos tranquiliza, nos quita el cansancio y susurra: ‘No se trata de lo que logres. Tu alma fue diseñada simplemente para estar conmigo. Conmigo eres libre, puedes ser realmente tú’”.
Cierra los ojos por un momento e imagina esa libertad. Más allá de tus éxitos y fracasos, más allá de lo que diga o calle la gente, tu valor es inamovible. Como no tienes nada que probar, puedes invertir toda tu energía -no solo las sobrasen amar a otros y a ti misma. ¡Tu valor no está en juego! “Yo no soy quien ese tipo dice que soy,” escribe Lysa. “Yo no soy quien esa chica dice que soy. Yo no soy quien los ‘me gusta’ y los comentarios de las redes sociales dicen que soy. Yo no soy quien mis calificaciones, mis listas de tareas por hacer, mis problemas y mis errores dicen que soy. Yo no soy quien la balanza dice que soy, ni la suma de todos mis errores dice que soy. […] Yo soy amada. Abrazada. Yo soy tuya. Yo soy por siempre tuya”.
Señor, no quiero malgastar ni un minuto más tratando de ganar lo que tú me regalas. Tu amor es el ancla de mi identidad. Mi valor no proviene de mis logros y no se disipa con mis errores. Cuando me sienta tentada a poner el peso de mi identidad en cualquier otra cosa -mis hijos, mi carrera, mi matrimonio o mis talentos-, recuérdame que ninguna cosa, por buena que sea, puede satisfacer mi sed; solo el Agua viva puede hacerlo.

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SIN MIEDOS NI CADENAS
Devoción Matutina Para Mujeres 2022
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia
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