28 DE ABRIL
ÚLTIMAS PALABRAS DE DAVID
El Dios de Israel ha dicho, me habló la roca de Israel: Habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Dios. 2 Samuel 23:3.
La vida de David desde entonces fue una de continuos altibajos. Finalmente, terminó su reinado y llegó el día de sus palabras finales. ¿Recuerdas las palabras finales de un ser amado, respetado y admirado? Lo último que hizo mi madre fue levantar su mano, y hacer una cruz en el aire con sus dedos, como símbolo de su bendición. Su último mensaje fue bendecir a sus hijos. David inició su mensaje final describiéndose a sí mismo como el dulce cantor de Israel, ungido de Dios, e hijo de Isaí (2 Samuel 23:1). Luego invocó a Dios como un ser trino: el Padre sería el Dios de Israel, Jesús sería la Roca de Israel, y el Espíritu de Jehová sería el Espíritu Santo (vers. 2, 3). Mantuvo una fe imperecedera. “Grande había sido la caída de David; y profundo fue su arrepentimiento; ardiente su amor, y enérgica su fe. Mucho le había sido perdonado, y por consiguiente él amaba mucho (Lucas 7:47)” (PP, p. 745).
Presentó en forma poética la necesidad de un gobernante justo y temeroso de Dios para Israel. Reconoció que su familia no había sido completamente fiel a Dios, y se despidió con la preocupación de que su posteridad hiciera lo correcto. Esa es la misma preocupación y oración de cada madre. David sabía que la promesa de Dios de mantener uno de sus descendientes en el trono era condicional (Salmo 89:21-34). Desafortunadamente, la posteridad de David no cumplió con la condición de fidelidad, de modo que, señalando edades eternas y un futuro glorioso, estas promesas encontraron su pleno cumplimento en Jesús mismo (ver Isaías 9:6).
Como un verdadero poeta, se despidió cantando. “Los salmos de David pasan por toda la gama de la experiencia humana, desde las profundidades del sentimiento de culpabilidad y condenación de sí hasta la fe más sublime y la más exaltada comunión con Dios. La historia de su vida muestra que el pecado no puede traer sino vergüenza y aflicción, pero que el amor de Dios y su misericordia pueden alcanzar hasta las más hondas profundidades, que la fe elevará el alma arrepentida hasta hacerle compartir la adopción de los hijos de Dios” (Ibid., p. 745). Ojalá que sus salmos sean también una esperanza en tus altibajos. Que la misericordia que Dios manifestó en la vida de David se manifieste contigo.

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HIJA MÍA, NO TENGAS MIEDO
Devoción Matutina Para Mujeres 2023
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia
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