29 DE DICIEMBRE
EL CANTO DE MOISÉS Y DEL CORDERO
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues solo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado. Apocalipsis 15:4.
Los redimidos entonan dos himnos, llamados el “cántico de Moisés” y el “cántico del Cordero” (Apocalipsis 15:3). Hay semejanzas y diferencias entre ambos cantos. Ambos se cantan frente a un mar: el primero frente al mar Rojo y el segundo frente al mar de vidrio. El canto de Moisés fue entonado por los israelitas cuando cruzaron el mar Rojo (Éxodo 15:1-21). El canto del Cordero es vocalizado por los ángeles después de derramar las siete copas de la ira de Dios, que son las siete plagas postreras, antes de redimir a los santos (Apocalipsis 15:5, 6). Celebra la victoria que presenciarán y exalta al Padre y al Hijo, el Cordero de Dios. En ambos himnos hay referencias a cuánto merece Dios ser temido. Los ángeles, asombrados por la paciencia de Dios, se alegran de que por fin acabe con la injusticia y la blasfemia. Están extrañados porque la humanidad no glorificó y respetó el nombre de Dios, al único santo, Rey justo, merecedor de reverencia. Y anuncian el juicio divino contra los impíos.
Cuando se entone el canto del Cordero, ¿estarás con el grupo que respeto su nombre? ¿Unirás tu voz al coro angelical? “¡Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos!” (Apocalipsis 15:3).
Estos seres celestiales, al ejecutar los mandatos de Dios, no hacen ninguna pregunta, sino que hacen lo que se les ordena. Jehová de los ejércitos, el Señor Dios Todopoderoso, el justo, el verdadero, el santo, les ha dado la obra que deben hacer. Con invariable fidelidad avanzan revestidos de lino blanco y puro, con el pecho ceñido con guirnaldas de oro. Y cuando su obra ha terminado, cuando se derrama la última copa de la ira de Dios, vuelven y colocan sus copas vacías a los pies del Señor.
Y se registra la siguiente escena: “Después de esto… oí como la voz de una gran multitud, y como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Y cantan el cántico de Moisés y el cántico del Cordero (TM, p. 432).
Comienza a ensayar para entonar ese sublime canto del Cordero.
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HIJA MÍA, NO TENGAS MIEDO
Devoción Matutina Para Mujeres 2023
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Bucaramanga, Colombia
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