04 DE ENERO
EL PRIMER SÁBADO
Dios terminó en el día séptimo la obra que hizo; y en ese día reposó de toda su obra. Y Dios bendijo el día séptimo, y lo santificó, porque en ese día reposó de toda su obra (Génesis 2: 2-3).
ESA TARDE ESTABA EN UN HOSPITAL, acompañando a un joven de treinta y dos años que estaba en las últimas horas de vida. Su familia, había invitado a personas de diversas denominaciones religiosas para que lo animaran, y sin quererlo, había alrededor del convaleciente un pequeño encuentro ecuménico. Todos nos sorprendimos. Yo, con veintidós años de edad, era el representante de la iglesia adventista. Había también un sacerdote católico, un creyente mormón, dos evangélicos, y familiares del joven que estaban ávidos de escuchar qué teníamos para decir.
A través de una corta presentación que cada uno hizo sobre su fe, me di cuenta que nadie allí parecía conocer a los adventistas. Expuse brevemente algunos aspectos doctrinales de nuestra iglesia, y el sacerdote católico dijo:
-Yo conozco a algunos adventistas. Ustedes son los que guardan el día de reposo de los judíos.
-No -respondí yo -. Nosotros guardamos el único día de reposo que autorizan las Sagradas Escrituras.
A través de los siglos el diablo se encargó de cegar a las personas con preconceptos y tradiciones ocultándoles la verdad. En relación al sábado, son muchos los que creen que el día de reposo bíblico es el domingo, y que el sábado fue dado en exclusividad para el pueblo hebreo. Sin embargo, al estudiar la Biblia, es posible verificar que el sábado es mucho más antiguo que los judíos o cualquier otro pueblo sobre la tierra.
En la primera semana de la creación, el primer séptimo día o sábado, fue observado en nuestro mundo por Dios, por Adán y por Eva. Es notable que la obra de creación recién estuvo terminada al crear el sábado, porque el versículo de hoy afirma: «Dios terminó en el día séptimo la obra que hizo». Allí, cuando la raza humana estaba en sus comienzos, cuando todavía no existían naciones ni pueblos, el hombre junto a su Creador reposaron el séptimo día. Dios bendijo y santificó ese día especial, y al igual que Salomón podemos expresar: «También sé que todo lo que Dios ha hecho permanecerá para siempre, sin que nada se le añada ni nada se le quite, y que esto lo hace Dios para que se le guarde reverencia» (Ecle. 3: 14).
¡Qué privilegio tenemos los adventistas al observar el mismo día que reposó Dios en la creación! Al realizar tu oración, agradécele al Señor por darte luz para hacer su voluntad incluso al guardar el cuarto mandamiento.
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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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