04 DE NOVIEMBRE
LA ESPADA DEL ESPÍRITU
Cúbranse con el casco de la salvación, y esgriman la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Efesios 6: 17).
DESDE EL MOMENTO QUE SE ACEPTA a Cristo como Salvador personal, el enemigo de Dios entablará una batalla espiritual para apartar a esa oveja del buen Pastor. Conociendo esta gran lucha, el apóstol Pablo muestra claramente en el capítulo seis de Efesios, cómo es posible vencer teniendo la «armadura de Dios».
Pero es la Biblia, la Palabra de Dios, un elemento de suma importancia para esta batalla, ya que como «espada del Espíritu», además de defendernos, nos dará el ánimo para salir y derrotar al enemigo como lo hizo Jesús en el desierto de la tentación.
Por esta razón, el diablo buscará la manera de que los hijos de Dios ignoren las Sagradas Escrituras. En algunos casos, dará trabajo en abundancia, de tal forma que la persona llegará al final del día exhausta, sin deseos de relacionarse con Dios por el cansancio laboral. Y como ese trabajo demandará un gran esfuerzo, las horas de descanso se prologarán, dejando de lado esa hora de comunión de la mañana.
En otros casos, el enemigo usará las distracciones para que la Biblia quede abandonada. Programas televisivos excitantes, películas con alto contenido de violencia y erotismo, internet con su alta gama de entretenimiento y música de todo tipo, serán los elementos para que quienes aceptaron a Jesús como Salvador salgan a las actividades del día sin tomar «la espada del Espíritu».
Toda esta estrategia diabólica me trae el recuerdo de algunos testamentos y legados de gente famosa a nivel mundial que les tiempo atrás. «Al llegar al final de su vida, muchos gobernantes (sean demócratas o tiranos) se sienten obligados a dejar un mensaje que justifique sus luchas […] Así, el general Hindenburd –último presidente de la República de Weimar-redactó poco antes de morir un testamento político en el que alertaba a los alemanes sobre el peligro que significaría el poder en manos de Hitler, y en unas breves líneas les pedía no elegirlo como su sucesor. Pero esas líneas nunca llegaron a destino, ya que el mismo Hitler se encargó de suprimirlas» (Liliana Viola, Último deseo: colección de testamentos, p. 251).
Así como Hitler se encargó de destruir un testamento que podía salvar al pueblo alemán de una guerra suicida, también hoy el diablo buscará la forma de suprimir las Escrituras de nuestro intelecto.
¿le daremos la oportunidad al enemigo que nos aparte de la Palabra de Dios? ¿Le permitiremos que nos robe el conocimiento que nos lleva a la salvación? Cada uno de nosotros deberá decidir qué lugar ocupará la lectura bíblica en nuestra agenda diaria.

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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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