06 DE FEBRERO
SE HUBIERA PODIDO EVITAR
Hagamos con nuestro Dios el pacto de despedir a todas esas mujeres que tenemos por esposas, lo mismo que a sus hijos, y cumplamos la ley, en conformidad con el consejo que nos has dado y el de los que temen los mandamientos de nuestro Dios (Esdras 10:3).
ESE DOMINGO POR LA TARDE dediqué parte de mi tiempo para jugar fútbol con los jóvenes de la iglesia. Al término del juego, mientras descansábamos después de haber corrido casi por dos horas, dos jovencitas, vestidas de manera llamativa, pasaron frente a nosotros. Por algunos segundos nadie dijo palabra, pero luego, uno de los jóvenes más extrovertidos comentó: «Pastor, ¿por qué las “filisteas” son más lindas que las chicas de la iglesia?».
Desde el mismo comienzo de la humanidad, los hijos de Dios se sintieron atraídos por las mujeres que no eran temerosas del Dios verdadero. El libro de Génesis describe cómo los descendientes de Set formaron familias con las hijas de Caín. Luego Esaú, hijo de Isaac y padre de los edomitas, fue y tomó dos mujeres heteas. Más tarde Sansón, el gran juez de Israel y el hombre más fuerte del mundo, no pudo evitar su ruina tras las mujeres filisteas. Años más tarde Salomón, el hombre de sabiduría insuperable, tomó mujeres egipcias, edomitas, moabitas, amonitas, heteas y sidonias. Acab, el rey más pagano que gobernó a Israel, siguió el ejemplo de Salomón tomando por mujer a Jezabel, hija de un rey sidonio.
Luego del cautiverio caldeo, en tiempos de Esdras, la historia nuevamente se repitió. Mientras Esdras oraba confesando los pecados, el pueblo sintió el peso de su conciencia y tomaron la decisión de dividir sus hogares para apartar de Jerusalén a las mujeres extranjeras. Esdras aceptó la reacción que tuvieron, e hizo jurar a todos los dirigentes y al pueblo, que despedirían a todas las mujeres junto con sus hijos.
Es posible imaginar el triste espectáculo que debe haber sido aquel, después del juramento, cuando los hombres expulsaron a sus mujeres e hijos. Quizás en muchos casos el amor existía y no había alegría en esa separación, pero debido a la ignorancia de los requerimientos de Dios, se debían pagar penosas consecuencias en el presente.
Todo esto se hubiera podido evitar si solamente hubieran obedecido a Dios en el momento oportuno.
También hoy existen cristianos que se aventuran a relacionarse con incrédulos. No ven el peligro que corre su salvación al unirse con alguien que no ama a Dios. Por esta razón, oremos y amonestemos con amor a los solteros de nuestra iglesia para que cada familia que se forme cuente con la bendición divina.

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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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