08 DE MARZO
NO SE HIZO QUERER
Jorán tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén ocho años. Cuando murió, nadie lo echó de menos. Fue sepultado en la ciudad de David, pero no en los sepulcros reservados para los reyes (2 Crónicas 21:20)
NUNCA OLVIDÉ LA EXPERIENCIA que recibí al dar mi primer servicio religioso en un sepelio. Ni el fallecido ni su familia pertenecían a la iglesia adventista, pero me pidieron que tuviera algunas palabras. Como me habían enseñado, llamé a los hijos del difunto y los interrogué para hacer una pequeña biografía de su padre. Luego les pregunté: «¿Tienen algún buen recuerdo de su padre que deseen contarme, para que lo comparta con todos los presentes?». Los hijos se miraron entre sí y uno de ellos respondió: «No pastor, de este hombre al que llamamos “padre”, no tenemos ningún buen recuerdo. No fue una buena persona con nosotros».
A lo largo de mi ministerio he visto que algunas personas desarrollan la triste habilidad de que el entorno las rechace. ¿Cuáles son algunas de esas características que producen rechazo?
Críticas y acusaciones. Estos aspectos se manifiestan en aquellos que tienen un sentido de superioridad sobre sus semejantes. Por alguna razón creen que sus puntos de vista son inobjetables y toda actividad que no se haga de acuerdo a sus parámetros es digna de ser censurada. Aunque las Escrituras nos enseñan que la crítica y las acusaciones son características del diablo (Apoc. 12: 10), muchos cristianos las practican en el hogar y en la iglesia.
Falta de humildad. Cuando una persona carece de humildad, su corazón se llena de orgullo y soberbia. La falta de humildad se manifiesta en quienes no admiten sus errores, hacen gala de sus éxitos y progresos, y siempre están buscando que el entorno los elogie.
Injusticia. Esta penosa cualidad se manifiesta en aquellos que no saben aplicar la regla de oro. Demandan de los demás cariño, simpatía, comprensión y respeto, pero nunca están dispuestos a brindarlo. Sus apreciaciones y evaluaciones muestran una parcialidad egoísta y finalmente terminan rompiendo los lazos de amistad que formaron.
Las Escrituras no dan muchos detalles del reinado de Joram, pero es posible imaginarnos que este rey era criticón, carente de humildad e injusto con sus súbditos. Eso provocó que reinara en Jerusalén ocho años y que al morir no lo desearan más. Al igual que ese hombre al que tuve que hacerle el servicio fúnebre religioso, Joram no supo hacerse querer como monarca y se ganó el desprecio. Pero estas historias están para ayudarnos a evitar esos errores y que, al hacerlo, vivamos con la dignidad de personas que aman a Dios y a sus semejantes.

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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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