18 FEBRERO
LO QUE DIOS VE
El Señor le dijo: «No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón» (1 Samuel 16: 7).
SAÚL HABÍA DESOBEDECIDO A DIOS y por esa transgresión fue destituido como rey. Obedeciendo la voz de Dios, Samuel se encaminó a la ciudad de Belén para ungir al que Dios había designado como sucesor de Saúl.
Al llegar a la ciudad, siete hijos de Isaí se hicieron presentes. Al ver a Eliab, el primogénito de la casa de Isaí, Samuel dijo: «Seguramente, éste es el que Dios ha escogido» (1 Sam. 16:6). El anciano profeta creyó que recibiría la aprobación divina, ya que el buen parecido y la formidable estatura del joven lo dejaron impresionado. Pero en cambio escuchó: «No te dejes llevar por su apariencia ni por su estatura, porque éste no es mi elegido. Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón». De esta manera hizo pasar Samuel a todos los hijos de Isaí, hasta que el menor de todos, David, fue el elegido por Dios.
Aunque las Escrituras lo muestran a Samuel como un fiel hombre de Dios, él no estuvo exento de errar como cualquier otro mortal. Su juicio se basaba en las apariencias, y aunque algunas veces las apariencias contribuyan a dar una opinión acertada, con los hijos de Isaí se equivocó.
Qué reconfortante es saber que Dios no nos mira por nuestra apariencia física, ni por nuestra intelectualidad, ni por nuestra inteligencia, ni por nuestros talentos, ni por el dinero que poseamos. Dios es el único que nos mira directamente al corazón, a ese lugar secreto que poseemos en nuestro interior. Su juicio es siempre correcto, porque Dios no solo ve las acciones sino también los motivos que las producen. Por eso es importante reflexionar y preguntarnos: ¿Qué observa Dios en mi corazón? Si hoy terminara el tiempo de gracia y Jesús saliera del Lugar Santísimo, ¿qué revelaría mi vida espiritual? Aquel que todo lo ve, ¿me aprobaría como a David o me rechazaría como a Eliab?
Por las apariencias podemos engañar a familiares, amigos y hermanos de iglesia, pero es imposible ocultar de la vista divina nuestro corazón. Por eso, hoy más que nunca es importantísimo dejar que el Espíritu Santo transforme nuestro corazón. Solo así ser semejante a Jesús será una realidad.

===================
EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
===================
|| www.drministries.org ||
===================