19 DE NOVIEMBRE
TODOS COMPARECEREMOS
Es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo (2 Corintios 5: 10).
ACTUALMENTE SE PROPAGÓ A NIVEL MUNDIAL UN MENSAJE EVANGÉLICO que solo relaciona al Dios de los cristianos con el amor, el perdón y la gracia. Esto es parte de verdad, pero es un mensaje incompleto. Las Escrituras también presentan a Dios como soberano, juez que juzgará las acciones de los hombres mientras estos vivieron en el mundo.
Este juicio divino es sumamente necesario. Una de las razones es que la justicia humana es pequeña y limitada. A modo de ejemplo podemos citar el caso de un nazi que formó parte de la SS, Anton Malloth, que desde 1958 formó parte de la lista de personas buscadas por la Comisión de las Naciones Unidas para Crímenes de Guerra. Aunque siempre se supo el paradero de este hombre después de la guerra, por desidia y falta de colaboración, autoridades italianas y alemanas evitaron la responsabilidad de extraditarlo para su juicio. Solamente por la tenacidad de unos pocos, recién en el año 2000 fue enviado a Múnich para enjuiciarlo. El 30 de mayo de 2001 la justicia dio a conocer el fallo, cuando Malloth ya tenía 89 años de edad. «Por asesinato e intento de asesinato condenó a Malloth a reclusión perpetua. Lo encontró culpable de tres cargos y solo lo eximió de la acusación de haber mandado a regar con agua fría a dos cautivos hasta provocarles la muerte en enero de 1945. Para el juez, este caso no había quedado dilucidado más allá de toda duda, en cuanto a si el reo había sido responsable del hecho» (0. Schröm y A. Röpke, Una cofradía tenebrosa, p. 172).
Las Escrituras nos hablan de un juicio superior, al que ningún hombre, por más contactos e influencia que posea, podrá ser exonerado. Todos los seres humanos que vivimos en este planeta, de todas las edades, sin importar la posición social o la raza, tendremos que dar cuentas de nuestros hechos.
Que la Biblia hable de un juicio no es para atemorizarnos, ya que el juicio universal es parte del evangelio que Jesús entregó al mundo. El propósito de Dios es que nuestras vidas estén a la altura de la fe que profesamos y que confiemos plenamente en los méritos de Jesús, nuestro Salvador, ya que de esa forma jamás seremos condenados (Rom. 8: 1).
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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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