21 DE SEPTIEMBRE
¿TRADICIÓN O PALABRA DE DIOS?
No tiene sentido que me honren, si sus enseñanzas son mandamientos humanos (Marcos 7:7).
ASISTÍA TODOS LOS DOMINGOS A PREDICAR en una cárcel a un grupo de presos evangélicos que estaban interesados en conocer la Palabra de Dios. En la primera reunión les expliqué claramente que todo lo que expondría en esos cultos estaría basado únicamente en la Biblia y que para mí solo tendría valor doctrinal si soportaba la prueba de un «escrito está».
Cuando llegamos al estudio sobre la obra del Espíritu Santo, hablé sobre el don de lenguas bíblico y expliqué en qué se basaba el gran error pentecostal. Hubo un silencio entre los oyentes. Un pastor pentecostal los había visitado días atrás y todos habían sido ungidos por ese espíritu, hablando en lenguas y desparramándose en el suelo como si estuvieran ebrios. Uno de ellos preguntó: «Pastor, ¿la Biblia no habla que los hijos de Dios quedarán borrachos en el Espíritu?».
Nuevamente volví a resaltar los versículos que hablaban sobre la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente y en la iglesia, y luego los desafié: «Si alguien encuentra el término “borrachos en el Espíritu” dentro de la Biblia yo también comenzaré a creer que esa es la obra de Dios. Pero les aseguro que no hay tal cosa en las Escrituras».
«Satanás ha obrado con poder engañador produciendo una cantidad de errores que oscurecen la verdad. El error no puede permanecer solo, y pronto se extinguiría si no se fijara como un parásito en el árbol de la verdad. El error se nutre de la verdad de Dios. Las tradiciones humanas, como gérmenes que flotan en el aire, se fijan en la verdad de Dios y así los hombres llegan a considerarlas como parte de la verdad. Satanás afirma su posición mediante las doctrinas falsas y así cautiva las mentes de los humanos y las hace sostener teorías que no tienen fundamento en la verdad. Los hombres enseñan atrevidamente los mandamientos humanos como si fueran doctrinas […] Pero el paso del tiempo no convierte el error en verdad» (Elena G. White, El evangelismo, p. 428).
Todo grupo religioso (y los adventistas no somos la excepción) corre el riesgo de aceptar como verdad doctrinas humanas. Los fariseos se apartaron tanto de la verdad por enseñar la tradición, que el Hijo de Dios vivió entre ellos y no lo reconocieron.
Por eso, para no caer en la trampa de enseñar como doctrinas mandamientos de hombres, cada actividad espiritual y religiosa debe soportar la prueba de un «escrito está». Solo así tendremos la seguridad de que estamos haciendo la voluntad de nuestro Padre que está en los cielos (Mat. 7:21).

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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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