25 DE MARZO
CUANDO LOS INFIELES COLABORAN
¡Bendito sea el Señor y Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, y que dio al rey David un hijo sabio y entendido, cuerdo y prudente, para que edifique un templo al Señor y un palacio para su reino! (2 Crónicas 2: 12).
HABÍAN PASADO ALGUNOS AÑOS de la muerte de David y su hijo Salomón se proponía realizar una de las construcciones más emblemáticas del pueblo judío: su templo. El proyecto era ambicioso y el edificio sería una maravilla para la época, pero algunos de los elementos necesarios para realizarlo no se encontraban en tierras israelitas.
Fue así como Salomón pidió la colaboración de Hiram, rey de Tiro, para que le facilitara hombres expertos que supieran trabajar metales, piedras y telas, y que le enviara por balsas, hasta el puerto de Jope, madera del Líbano. A cambio, Salomón le daría a Hiram cantidades acordadas de aceite, vino, trigo y cebada.
Cuando Hiram recibió a los embajadores de Salomón y leyó la carta con el pedido del rey, se alegró muchísimo y alabó a Dios diciendo: «¡Bendito sea el Señor […] que dio al rey David un hijo sabio y entendido, cuerdo y prudente, para que edifique un templo al Señor y un palacio para su reino!»
Los adventistas que predicamos el mensaje de los tres ángeles vemos la magnitud de la obra que debemos realizar: predicar el «evangelio del reino […] para testimonio a todas las naciones» (Mat. 24: 14), y al igual que Salomón es posible que debamos pedir ayuda a personas que no aman a Dios de la manera que lo hacemos nosotros. Pero, aun así, Dios no nos prohíbe acudir a ellos para que la obra culmine. Como gran consejera de nuestra iglesia, Elena G. White nos dice al respecto: «El Señor induciría a hombres mundanos, aun idólatras, a dar de su abundancia para el sostén de la obra si nos acercáramos a ellos con sabiduría y les diéramos la oportunidad de hacer aquello que tienen el privilegio de realizar. Nosotros tendríamos el privilegio de recibir lo que ellos podrían dar. Deberíamos relacionarnos con los potentados, y ejerciendo la sabiduría de la serpiente y la sencillez de la paloma, recibiríamos sus favores porque Dios los induciría a hacer muchas cosas en beneficio de su pueblo» (Testimonios para los ministros, p. 197).
Si sientes que en tu iglesia faltan recursos para terminar de construir el templo, edificar una escuela, llevar adelante un merendero o pagar el viaje para los Conquistadores, no olvides golpear las puertas de quienes aún no forman parte de la iglesia, que guiados por Dios, darán de sus recursos como lo hizo el rey Hiram.
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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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