27 DE OCTUBRE
PALABRAS DE UN GANADOR
He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe (2 Timoteo 4:7).
PABLO TENÍA UNA CARRERA CRISTIANA DE ÉXITO. Había procurado con todas sus fuerzas parecerse a Jesús, y fue tal su logro que llegó a escribir: «Imítenme a mí, así como yo imito a Cristo» (1 Cor. 11: 1).
Su pasión por Jesús lo llevó a recorrer mar y tierra para compartir la esperanza de la vida eterna a través de Jesús. No escatimó esfuerzos. Aunque fue perseguido, torturado, llevado a juicio y encarcelado, mientras tuvo libertad la usó para predicar el evangelio. Fue imparable. Incluso en la cárcel su pluma no se detenía y seguía pastoreando las iglesias que había fundado a través de las cartas.
Por inspiración profética sabía que le quedaba poco tiempo de vida. Su tarea había concluido. Había gastado su vida para exaltar a Jesús como Señor y Salvador y, como en un imperio el único señor era el emperador, su predicación tuvo un alto costo: morir por su fe.
Poco antes de llegar al martirio, escribió una carta extraordinaria a su hijo espiritual: Timoteo. En ella, lejos de hablar de la lúgubre prisión o de la desdicha de morir decapitado, expresó palabras de aliento para que la predicación no se detuviera. Como solo puede hablar uno que se considera vencedor, expresó: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe». Ni una pizca de duda, de desaliento o desánimo puede verse en su última carta. Siempre se expresó como un soldado victorioso.
¡Cuánto tenemos que aprender de Pablo los hijos de Dios de este tiempo! ¡Cuán importante es expresar palabras de esperanza en tiempos de angustia y aflicción! Así lo aconsejó Elena G. White cuando dijo: «Todos tenemos pruebas, aflicciones duras que sobrellevar y tentaciones fuertes que resistir. Pero no las contéis a los mortales, antes llevad todo a Dios en oración. Tengamos por regla el no proferir nunca palabras de duda o desaliento. Si hablamos palabras de santo gozo y de esperanza, podremos hacer mucho más para alumbrar el camino de otros y fortalecer sus esfuerzos» (El camino a Cristo, p. 121, énfasis añadido).
Tus palabras serán un canal de luz y bendición para quienes te escuchen, si tan solo le permites al Espíritu Santo que dirija tu hablar, así como lo hizo con el apóstol Pablo.

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EJEMPLOS Y ENSEÑANZAS DE LAS ESCRITURAS
Devoción Matutina para Jóvenes 2022
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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