28 DE AGOSTO
DISFRUTANDO LA VIDA EN CRISTO
«Gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación, constantes en la oración.» Rom. 12:12
No hay, por ahora, mayor alegría que vivir en la esperanza que genera Jesús. No solo porque sea la solución futura a la situación del mundo, sino porque es la solución actual en nuestras vidas. Vivir en Cristo no es un camino tortuoso para el corazón convertido. Tortuosos pueden ser los días, las presiones, las tentaciones o las tribulaciones, pero se pueden soportar, e incluso sufrir, con el corazón alegre.
Te preguntarás: ¿Cómo puedo llegar a esa situación, porque no es tan fácil? Elena G. White lo explica de una manera bien sencilla: «Los que llegan a ser nuevas criaturas en Cristo Jesús producen los frutos de su Espíritu: “amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza.” Ya no se conforman con las concupiscencias anteriores, sino que por la fe siguen las pisadas del Hijo de Dios, reflejan su carácter y se purifican a sí mismos como él es puro. Aman ahora las cosas que en un tiempo aborrecían, y aborrecen las cosas que en otro tiempo amaban. El que era orgulloso y dominador es ahora manso y humilde de corazón. El que antes era vano y altanero, es ahora serio y discreto. El que antes era borracho, es ahora sobrio y el que era libertino, puro. Han dejado las costumbres y modas vanas del mundo. Los cristianos no buscan “el adorno exterior”, sino que “sea adornado el hombre interior del corazón, con la ropa imperecedera de un espíritu manso y sosegado”» (El camino a Cristo, p. 58).
La mayoría de las cosas de este mundo te producen cierta decepción cuando las posees. Toda la excitación pasa nada más tenerlas. No sucede de esta manera cuando te entregas a Jesús. Nada más entrar en tu vida te sientes pleno, feliz, satisfecho.
Recuerdo a Margarita. Era anciana cuando la conocí, viuda, no demasiados recursos, analfabeta y.… alegre. Era una mujer de carácter y buena disposición, y toda esa energía la recibía de su gran amor: Jesús. Ella misma era amorosa, vivía en paz, en bondad y en fidelidad. Disfrutaba de una vida como la mía, pero a otro nivel, al nivel celestial. Cuando pienso en ella la echo de menos porque mejoró mi adolescencia, poniendo mi foco en quien debía ponerlo, donde todos debemos ponerlo, en Cristo.
Ahora es un buen momento para reflexionar sobre nuestros avances en nuestro carácter. ¿Va mejorando? ¿Necesitamos volver a entregarnos al Señor? ¿Detectamos en nosotros los frutos del Espíritu? ¿Disfrutamos de Cristo?
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CARÁCTER
Devoción Matutina para Jóvenes 2023
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
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