01 DE OCTUBRE
COMPAÑÍA EN EL FOSO
Los supervisores y gobernadores buscaron entonces un motivo para acusarlo de mala administración del reino, pero como Daniel era un hombre honrado, no le encontraron ninguna falta; por lo tanto, no pudieron presentar ningún cargo contra él» (Daniel 6: 4).
Daniel 6 inicia con un decreto firmado por el rey en donde él será tratado como dios durante un mes, tiempo en el cual nadie debía adorar ni dirigirse a otro dios sino solo a él (vers. 7). Pero termina con otro decreto firmado por el mismo rey en donde reconoce al Dios verdadero y solicita que todos lo respeten y reverencien (vers. 25-27).
Ciertamente, el primer decreto no fue iniciativa del propio rey Darío, sino de ciento veintidós personas motivadas por la envidia contra Daniel; ellos se refirieron a él despectivamente: «Uno de esos judíos desterrados» (vers. 13). Daniel, siendo un anciano ya, demostró la misma fidelidad de décadas atrás cuando recién llegó a Babilonia. Ahora, en la época del Imperio Medo Persa, una vez más testificó a favor de Dios mediante una vida fiel de oración. La lealtad y honradez del profeta era absoluta en el aspecto laboral, al punto que sus verdugos tuvieron que reconocer que no tenían «motivo para acusarlo de mala administración […] no le encontraron ninguna falta» (vers. 4).
Ante esa realidad, tuvieron que recurrir a acecharlo para descubrir cuáles eran sus prácticas en su vida espiritual y descubrieron que oraba tres veces al día con las ventanas de su casa abiertas. Por lo tanto, vieron una oportunidad de perjudicarlo. Considero que ellos anticiparon que, a pesar del decreto, iba a continuar orando como era su costumbre.
Llegó el primer día de los treinta y los malvados vigilaron al anciano profeta y efectivamente, Daniel permaneció con su costumbre de orar y reconocer a Dios públicamente. No escondió su fe ni modificó su vida devocional; de lo contrario, hubiera revelado temor. Entonces sus verdugos acudieron al rey para acusarlo. Fue así como el rey se dio cuenta de la verdadera intención que subyacía en ese decreto que le instaron a firmar.
Daniel fue arrojado al foso, pero el milagro se concretó: no solo Dios cerró la boca de los leones, sino que envió un ángel para que lo acompañara y dialogara con él esa noche. Por la mañana, el esperanzado rey llamó al profeta por su nombre, para su grata sorpresa el profeta respondió. Entonces firmó el segundo decreto.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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