02 DE NOVIEMBRE
PROMESA DIVINA DE PROTECCIÓN
El Señor todopoderoso me ha enviado con este mensaje contra las naciones que los saquearon a ustedes: cualquiera que toca a mi pueblo, toca a la niña de mis ojos» (Zacarías 2: 8).
En la segunda visión que recibió el profeta Zacarías, contempló cuatro cuernos y cuatro herreros. En el contexto específico de la visión, los cuernos representan reinos, los que en diferentes momentos de la historia afectaron los intereses del pueblo de Dios. Por otra parte, los herreros indican la intervención divina mediante instrumentos humanos para la destrucción de cada cuerno. Por ejemplo, así como Babilonia en su momento derribó a Jerusalén, asimismo Dios suscitó a Medo-Persia para desolar a Babilonia. Así se confirma la declaración del profeta Daniel al rey Nabucodonosor en el sentido de que Dios «quita y pone reyes» (Daniel 2: 21).
Algo semejante podemos decir respecto al ámbito individual. El versículo de hoy, si bien forma parte de la tercera visión, destaca la misma verdad: el compromiso divino de velar por los intereses de sus hijos en esta tierra. Dios en ocasiones evita un mal, otras ocasiones lo permite, pero promete vindicar y establecer justicia.
Moisés y David utilizaron la misma frase para hablar de la confianza que podemos tener en la protección divina: «Los encontró por el desierto, por tierras secas y azotadas por el viento; los envolvió en sus brazos, los instruyó y los cuidó como a la niña de sus ojos» (Deuteronomio 32: 10). «Cuídame como a la niña de tus ojos; protégeme bajo la sombra de tus alas» (Salmos 17: 8). La «niña» o pupila, en el centro del ojo y por donde entra la luz, es una de las partes del cuerpo más importante, delicada y sensible. Seguro has experimentado lo molesto e irritante que resulta que el viento lleve una piedrecita ahí. Ese grado de importancia y sensibilidad representamos para Dios, aunque no lo veas, él moviliza al ejército angelical para seguir guiando a sus hijos y a los intereses de su pueblo en el cumplimiento de la gran comisión.
Afectar al pueblo de Dios siempre conlleva una consecuencia, mientras que favorecerlo implica una bendición. Así ha sido desde el principio y lo será hasta la venida de Jesús. Dios lo estableció así en el pacto que llevó a cabo con Abraham: «Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan» (Génesis 12: 3). En resumen, el sitio más seguro para ti es cuando formas parte de su pueblo.
===================
SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
===================
|| www.drministries.org ||
===================
Leave A Comment