04 DE MARZO
SIFRA Y FÚA

«Las parteras tuvieron temor de Dios y no hicieron lo que el rey de Egipto les había ordenado, sino que dejaron vivir a los niños» (Éxodo 1: 17).

Cuando la familia de José se estableció en Egipto eran setenta personas. El tiempo transcurrió, se multiplicaron al punto de ser tantos que el nuevo faraón, de una dinastía diferente a la que favoreció a José, temió que se rebelaran contra los egipcios o quizás, en medio de una posible guerra se pusieran de lado de los enemigos. Por lo tanto, su primera estrategia consistió en someter al pueblo con arduos trabajos, esclavizarlos. Posteriormente, recurrió al punto extremo de ordenar la muerte de todos los varones recién nacidos. Una decisión contraria a la Ley de Dios.
Las circunstancias empezaron a ser adversas para el ahora numeroso pueblo de Israel. Estas medidas arbitrarias se convirtieron en el preámbulo de lo que sería una espectacular salida de Egipto. Mientras tanto, Dios velaría por los intereses de su pueblo. Dios nunca abandona a sus hijos fieles alrededor del mundo. De las formas más insospechadas y mediante las personas menos probable, Dios trabaja para que sus propósitos se cumplan. En esta ocasión, dos valientes mujeres decidieron oponerse a la orden del faraón. Ciertamente, Dios ha establecido a las autoridades para mantener el orden social y nosotros debemos obedecerlas. Sin embargo, este relato presenta una realidad: podríamos desobedecerlas cuando sus pretensiones y exigencias están abiertamente en contra de la Santa Ley de Dios. La Ley divina está por encima de cualquier ley humana que nos obligue a desobedecerla. Así lo externó el apóstol Pedro: «Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5: 29).
En este caso, Sifra y Fúa obedecieron a Dios al negarse a matar a los recién nacidos y en su lugar preservarles la vida. Aunque los Diez Mandamientos serían otorgados al pueblo casi cien años después, eso no significa que sus principios no existieran. Dios ha grabado en la conciencia de la humanidad el sentido común del respeto a la vida. La vida debe respetarse a cualquier edad y aun antes de que nazca un bebé. Dios se complació de la actitud de las dos mujeres. El Señor siguió bendiciendo al pueblo y a ellas: «El pueblo israelita seguía creciendo en número, y cada vez se hacía más poderoso. Además, como las parteras tuvieron temor de Dios, él las favoreció y les concedió una familia numerosa» (Éxodo 1: 20-21).
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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