06 DE MAYO
CUESTIÓN DE ENFOQUE

«Vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes. Nosotros éramos, a nuestro parecer, como langostas, y así les parecíamos a ellos» (Números 13: 33).

Pronto llegó Israel a los límites de Canaán. Los estudiosos de la Biblia afirman que solo fueron quince días de trayecto desde el Sinaí. Muy pronto su sueño se concretaría. Pero… no contaban con el informe de diez espías incrédulos. ¿Qué ocurrió? Dios ordenó que doce hombres (uno por cada tribu) fueran a reconocer la tierra. Las personas elegidas eran especiales, eran los principales de la tribu que representaban, ejercían influencia y tenían autoridad.
Después de cuarenta días culminaron su misión y regresaron a dar un informe. Su aventura de espionaje debió servir para confirmar su fe. Todo lo que previamente habían escuchado de Canaán lo corroboraron con sus propios ojos. Se dieron cuenta de la grandeza de las ciudades y la fertilidad de la tierra. Pudieron recorrer una gran distancia cargando entre dos un racimo de uvas. Sin embargo, a la hora de hablar, diez coincidieron que era imposible conquistarla, ya que ahí vivían gigantes poderosos y ellos eran como langostas. ¿Qué tal si les damos la razón? Después de todo, qué somos nosotros delante de Dios. Por su parte, el profeta Isaías les daría la razón también, él escribió: «Él está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos moradores son como langostas» (Isaías 40: 22 RV1960). El problema es que ellos no creían que también los llamados gigantes ante sus ojos eran como langostas. ¡Es decir, todos somos como langostas! Dios solamente necesitaría usar la fuerza de un dedo para trastornar una nación. Siguiendo con esta misma analogía, podemos decir que hay diferentes tipos de langostas: las que creen en Dios y las que no. Nosotros, como creyentes, podemos lograr lo inalcanzable, no por nuestra fuerza, poder o influencia, sino porque Dios está con nosotros.
Josué y Caleb entendieron el asunto. Para ellos que confiaban en Dios la conquista no sería tan difícil. Con la dirección divina, esos gigantes serían «pan comido» (Números 14: 9). ¡Así de sencillo! La confianza de Caleb y Josué tuvo su recompensa. Por otra parte, los diez espías incrédulos demostraron sus temores, sus complejos, su falta de fe y amnesia del poder divino manifestado en Egipto. ¿Cuál es tu desafío hoy? A la distancia tus proyectos se pueden ver como los gigantes hijos de Anac, pero si Dios está de tu lado, todo será pan comido.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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