07 DE DICIEMBRE
LA ENVIDIA
La mente tranquila es vida para el cuerpo, pero la envidia corroe hasta los huesos (Proverbios 14:30).
La envidia albergada en la mente termina por enfermar a la persona. Se considera la envidia como el primer pecado, el original, pues apareció antes que la humanidad fuera creada. Y en un lugar ajeno a nuestro planeta. Inició con Lucifer en un entorno perfecto. Isaías 14 presenta el sentir de Lucifer, en primera instancia se dijo a sí mismo: «Voy a subir hasta el cielo […] seré como el Altísimo» (vers. 13-14). A continuación, lo que en realidad le ocurrió: «Fuiste derribado por el suelo […] ¡Has bajado al reino de la muerte, a lo más hondo del abismo!» (vers. 12, 15). Ya que la envidia es lo contrario al amor y el altruismo, destruye amistades y separa familias.
Una fábula dice que el diablo estaba viajando por las montañas supervisando el trabajo que los demonios realizaban para su causa. De inmediato se dio cuenta de que intentaban hacer tropezar a un ermitaño. Le presentaron tentaciones para que tuviera pensamientos equivocados; dudas sobre la Palabra de Dios; e incertidumbre en cuanto al futuro, pero no consiguieron que cediera a ninguna tentación ni en acciones ni en pensamientos. Entonces el diablo llamó aparte a sus demonios y les dijo: «Sus métodos son muy rudimentarios, permítanme intentarlo». Así que se acercó al ermitaño y le dijo: «¿Ya te enteraste de que tu hermano ganó la lotería?». El desenlace: el ermitaño frunció el ceño en clara señal de desencanto por la buena fortuna de su hermano.
Santiago destaca las consecuencias de la envidia: «Donde hay envidias y rivalidades, hay también desorden y toda clase de maldad» (3:16). Por su parte, el apóstol Pablo afirmó: «Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran» (Romanos 12:15). Es un reto alegrarse con los que están alegres, a diferencia de llorar con los que lloran. Después de todo, quién quiere que la desgracia del vecino le ocurra; en cambio, una persona se alegra porque le fue bien; en ese contexto, es de humanos sentir envidia y preguntarse: ¿Por qué al vecino sí le fue bien y no a mí? En consecuencia, la alegría fingida se convierte en el disimulador de la envidia que «corroe hasta los huesos».
Por fortuna, la sabiduría que procede de Dios nos permite erradicar este mal de nuestros pensamientos y ser genuinos en nuestras interacciones.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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