10 DE DICIEMBRE
EL PERDÓN DIVINO
El que oculta sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y se aparta de ellos alcanzará misericordia (Proverbios 28: 13).
Una de las buenas nuevas de la Biblia es la seguridad del perdón que Dios nos concede. Cuando reconocemos nuestros errores, y en oración pedimos perdón, inmediatamente nuestro Padre celestial responderá a esa petición. La palabra «perdón» tiene diferentes connotaciones, por ejemplo, significa soltar o liberar. La idea es dejar una pesada carga o desamarrar algún animal. Asimismo, perdón significa borrar, eso implica lo que Dios está dispuesto a realizar con nuestro pasado. Perdón conlleva también la idea de cancelar una deuda financiera. La persona que oculta sus pecados vivirá con el peso de la culpabilidad y no encontrará la paz ni la felicidad genuinas.
El perdón es un regalo divino, se origina en Dios y no depende de nuestros sentimientos ni emociones; es un acto de voluntad divina. El perdón divino es la misericordia en acción. Dios decidió librarnos del castigo de nuestros pecados. El salmista pinta un bello cuadro que describe cómo es el carácter divino: «El Señor es tierno y compasivo; es paciente y todo amor […] No nos ha dado el pago que merecen nuestras maldades y pecados […] Nuestros pecados ha alejado de nosotros, como ha alejado del oriente el occidente» (Salmos 103: 8, 10, 12).
El perdón divino fue ofrecido por Jesús quien pagó por nuestros pecados por completo en la cruz del Calvario; murió porque asumió el pecado de toda la humanidad. Teníamos una deuda impagable, pero él saldó la deuda ajena. Marcos 10: 45 transmite atinadamente la idea de la «redención». Significa pagar el precio por el rescate de una persona para que esta quede libre: «Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud». Es decir, la idea es que el enemigo mantiene secuestrados a quienes no han acudido a Jesús.
Mientras Jesús desarrolló su ministerio, demostró su divinidad cada vez que perdonó los pecados de las personas. En reiteradas ocasiones destacó la importancia de no incurrir en los mismos actos de desobediencia, por ejemplo, a María Magdalena le dijo: «Vete y no vuelvas a pecar» (Juan 8: 11). Al paralítico junto al estanque de Betesda que tenía treinta y ocho años en esa condición, le dijo: «Ahora que ya estás sano, no vuelvas a pecar, para que no te pase algo peor» (Juan 5:14).
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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