11 DE ABRIL
GRACIA DIVINA

¡El Señor! ¡El Señor! ¡Dios tierno y compasivo, paciente y grande en amor y verdad!» (Éxodo 34: 6).

La triste experiencia de la adoración del becerro de oro por parte de Israel pudo terminar en una tragedia mayor de no ser por la gracia de Dios. Cada vez que nos equivocamos resalta la misericordia divina que nos libra de peores consecuencias. Las personas tienden a explicar las causas que las orillaron a cierto comportamiento erróneo, pero nada las justifica delante de Dios. Israel argumentó la prolongada estancia de Moisés en el monte Sinaí como la causa de su idolatría. Aarón mencionó que simplemente obedeció a la impetuosa presión grupal que le ordenó fabricar la imagen.
Recurrir a un ídolo fue decepcionante porque Israel no ignoraba el poder de Dios. En el poco tiempo desde su liberación hasta ese fatídico día, Dios se había manifestado dándoles agua, comida, triunfos en las batallas y sobre todo atestiguaron su presencia cuando escucharon su voz para formalizar el pacto mediante la fiel obediencia a los Diez Mandamientos. Una lección para nosotros: cuanto más conocemos a Dios, más decepcionante es presentar argumentos personales para explicar nuestros errores.
Rápidamente, Moisés descendió del monte, en su frustración arrojó las dos tablas de piedra en donde Dios había escrito su Ley. Mediante ese acto demostró la actitud desobediente del pueblo a las indicaciones divinas. Cuando desobedecemos ocurre algo aún mayor que la destrucción de las tablas de piedra. Sucede que quebrantamos el corazón de Dios; con tristeza, observa como algunos de sus hijos se refugian en ídolos creados por una sociedad que lo desconoce. Tristemente, muchos de sus hijos que conocen su poder le dan la espalda. La desobediencia implica deshacer un lazo afectivo de amistad entre Dios y nosotros; peor aún, cuando somos rebeldes, nos privamos de su presencia. En consecuencia, vivimos a la deriva espiritual, sin la certeza de la compañía divina; nos colocamos en terreno vulnerable en este mundo de maldad.
Aunque el pueblo había manifestado su buena intención de obedecer (Éxodo 19: 8; 24: 3, 7), muchos fallaron ante la presión a la hora de la verdad. Por lo tanto, no basta decir que queremos obedecer, necesitamos ser conscientes de la presencia de Dios a nuestro lado para obedecer de verdad. A pesar de nuestros errores, Dios es compasivo y tiene misericordia.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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