12 DE AGOSTO
ROBOAM

«Ellos le dijeron: “Si hoy te pones al servicio de este pueblo y les respondes con buenas palabras, ellos te servirán siempre» (1 Reyes 12: 7).

Roboam fue el hijo de Salomón que lo sucedió en el trono. Comenzó a reinar cuando tenía 41 años. En total reinó durante diecisiete años. La madre de Roboam se llamó Naama, era amonita. Debido a la idolatría de Salomón, Dios anticipó que la nación se fragmentaría en dos reinos: el reino del norte, también conocido como Israel o Efraín, compuesto por diez tribus; y el reino del sur, conocido como Judá y compuesto por dos tribus. Gracias al pacto que Dios había hecho con David, en el sentido de que siempre uno de sus descendientes ocuparía el trono, es que Dios se reservó Judá.
A pesar de la advertencia divina, Roboam acudió a Siquem con la esperanza de unificar el reino y gobernar sobre las doce tribus. La gente del norte le planteó una condición: que les quitara el pesado yugo de impuestos que tenían que pagar. Esa pesada carga la había impuesto Salomón, Roboam se tomó el tiempo para decidir. Mientras tanto, consultó a gente mayor de edad (personas que habían trabajado con Salomón) y posteriormente indagó con jóvenes, amigos de él. El primer grupo que consultó le dio la mejor respuesta. Roboam debía no solo quitar el yugo tributario, sino manifestar un espíritu de servicio a favor de la nación y hablarles con gracia. Desafortunadamente, Roboam decidió hacer lo contrario. Prefirió seguir el consejo de sus amigos. Por lo tanto, tres días después presentó su respuesta: «Si su padre les había impuesto un yugo pesado, él les impondría uno más pesado todavía, y que si su padre los había azotado con correas, él los azotaría con látigos de puntas de hierro» (vers. 14).
La actitud de Roboam nos demuestra que muchas veces sabemos cuál es la mejor decisión de acuerdo a Dios, pero para justificar lo que realmente queremos hacer, buscamos consejo en algún amigo o familiar que nos diga lo que deseamos escuchar para así respaldar nuestro proceder. Roboam, como su padre, quería ser una celebridad. Deseaba aumentar aún más la riqueza. Lo que menos quería hacer era servir al pueblo. Su actitud déspota marcó la división del reino.
Si quieres triunfar en las relaciones con otras personas o en cualquier posición de liderazgo, nunca olvides las dos claves: «Servicio y buenas palabras».

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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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