13 DE ABRIL
LEVÍTICO

«Ustedes deben ser santos para conmigo, porque yo, el Señor, soy santo y los he distinguido de los demás pueblos para que sean míos» (Levítico 20:26).

Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. El plan divino era que la humanidad reflejara las cualidades del Padre celestial como el amor y la bondad. Sin embargo, el pecado frustró ese ideal, pero Dios ya había elaborado un plan para transformarnos y así alcanzar el propósito original; solamente así podremos impactar a quienes nos rodean con el mensaje del amor de Dios. Por lo tanto, en el proceso de instrucción de Dios a Israel, encontramos un énfasis especial en el tema de la santidad. Esto es lo que destaca el tercer libro de la Biblia que lleva por nombre Levítico. «Santidad» quiere decir que Dios nos ha apartado porque quiere realizar una transformación en cada uno.
Cuando Israel se estableció por algunos meses en las faldas del monte Sinaí, Dios mismo les indicó el ideal: «Ustedes serán para mí un reino de sacerdotes y un pueblo santo» (Éxodo 19: 6, RVC). ¿Cómo podemos vivir vidas santas? En términos prácticos significa consagrarnos a Dios al dedicarle nuestros talentos a su servicio, así como nuestras ofrendas. Asimismo, conlleva un vivido y fresco compañerismo con el Señor mediante la oración, el estudio de la Biblia y representarlo fielmente en cada lugar en que nos desenvolvemos.
En cuanto a los israelitas, los receptores originales, la santidad tenía que ver con la adoración en el santuario, las características de las ofrendas, la alimentación, cómo tratar ciertas enfermedades y en general qué aspectos de su comportamiento debían distinguirlos de las naciones que no conocían a Dios; naciones que muy pronto serían sus vecinas cuando se asentaran en Canaán.
En nuestro caso, el propósito no ha cambiado. La santidad es un tema que encontramos a lo largo de toda la Biblia. El apóstol Pedro escribió: «Vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo» (1 Pedro 1:15). Por lo tanto, nuestra conducta en el templo debe caracterizarse por la reverencia absoluta. Nuestra vestimenta, cómo nos alimentamos, cómo hablamos… será de acuerdo al plan de Dios presentado en su Palabra. Igualmente, nuestro entorno y nuestra persona deben caracterizarse por la limpieza, el orden y la pulcritud. Esto es lo que agrada a Dios; así, cada día crecemos en santidad y lo representamos dignamente.
===================
SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
===================
|| www.drministries.org ||
===================