14 DE JUNIO
CIUDADES DE REFUGIO
«Habla con los israelitas y diles que escojan ciudades de refugio, tal como lo ordené por medio de Moisés». (Josué 20: 2).
Las seis ciudades de refugio que Dios estableció eran una manifestación de su misericordia para establecer justicia en Israel. Tres ciudades estaban al este del Jordán y las otras tres al oeste. Además, estaban perfectamente distribuidas de tal manera que fueran accesible a cualquier ciudadano. Los nombres de estas ciudades eran: en el oriente, Beser, en el territorio de Rubén; Ramot, se ubicaba en Gad; Golán, que estaba en Basán. En la zona oeste encontramos a Cedes, se ubicaba en el territorio de Neftalí; Siquem, en el territorio de Efraín; por último, Hebrón que pertenecía al territorio de Judá.
En esa época en que no había policías ni un Ministerio de Justicia, cuando una persona llegaba a sufrir un accidente laboral, por ejemplo, y en consecuencia moría, los familiares de la víctima iban a sospechar de la persona que estuvo trabajando con él como el posible victimario. Incluso, en ciertos casos, la sospecha podía convertirse en una falsa seguridad. Por lo tanto, podrían ir a buscar al supuesto victimario para cobrar venganza sin estar seguros de que efectivamente él lo hubiera matado.
Por otra parte, es posible que hubiera ocurrido un accidente laboral. Para evitar este tipo de actos de injusticia es que Dios estableció esas seis ciudades para que ahí huyera la persona que podía ser considerada sospechosa y nadie lo dañara hasta que los sacerdotes hicieran una investigación cuidadosa y responsable.
Hoy no son necesarias este tipo de ciudades, pero en el ámbito espiritual, Satanás es como un león rugiente que busca destruir a los cristianos (1 Pedro 5:8); también, procura desanimarnos con nuestros fracasos del pasado y hacernos creer que no podemos recibir el perdón divino. Además, el diablo sabe que la paga del pecado es la muerte (Romanos 6:23), por eso busca recordarnos nuestras fallas para así hacernos pensar que no vale la pena seguir a Jesús, pues todo está perdido.
Ante esta realidad, las buenas noticias son que no necesitamos acudir a ninguna ciudad para estar seguros, sino solo acudir a los brazos de Jesús. Jesús afirmó: «Los que vienen a mí, no los echaré fuera» (Juan 6:37). Además, tenemos la garantía que al permanecer en él somos salvos.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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