15 DE MAYO
LA MARAVILLOSA CREACIÓN

«Cuando miren al cielo y vean el sol, la luna, las estrellas y todos los astros, no caigan en la tentación de adorarlos, porque el Señor su Dios creó los astros para todos los pueblos del mundo» (Deuteronomio 4:19).

Contemplar con detenimiento un amanecer o un atardecer en el desierto, en la playa o en la cumbre de una montaña es un espectáculo maravilloso. Nunca nos aburriremos de admirar y aprender más acerca de lo que Dios creó. Ante tal magnificencia, a lo largo de historia, la humanidad ha tomado dos posturas: algunos se asombran tanto que deciden adorar lo creado; por otra parte, hay quienes rinden adoración al Creador. El apóstol Pablo escribió acerca de la raíz de la depravación de la conducta humana. Para él, el origen de esta depravación es no reconocer al Creador, en consecuencia, el hombre puede llegar a adorar hasta réptiles. «En lugar de la verdad de Dios, han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo, que las creó y que merece alabanza por siempre» (Romanos 1: 25).
Deuteronomio capítulo 4 enfatiza la importancia de obedecer el segundo mandamiento. Dios fue enfático, así le advertía al pueblo lo que muy pronto iban a mirar como estilo de vida de los cananeos. La costumbre de adorar al sol, la luna y las estrellas prevaleció por siglos en diferentes civilizaciones. Por ejemplo, pueblos mesoamericanos consideraban imperativo ofrecer sacrificios al sol para que apareciera cada mañana e incluso, para evitar que este «se cayera» sobre la tierra. Ellos creían que su gobernante eran una extensión del sol y el único que tenía acceso directo a él.
Indudablemente, el sol es considerado la corona de las estrellas. Como tal, los científicos no cesan en sus esfuerzos por averiguar cómo es en realidad y procuran acercarse mediante artefactos de hechura humana. Sin embargo, lo más cerca que la ciencia ha podido acercarse es a seis millones de kilómetros mediante una sonda. Para proteger la sonda del intenso calor se usó un escudo de carbono capaz de soportar hasta 1371° C, así como la radiación que emana de la superficie de la estrella.
Ante la magnitud de la vasta obra que sorprende día a día, hacemos bien en acompañar al salmista cuando pronunció: «Cuando veo el cielo que tú mismo hiciste, y la luna y las estrellas que pusiste en él, pienso: ¿Qué es el hombre? ¿Qué es el ser humano?» (Salmos 8: 3-4).
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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