17 DE DICIEMBRE
LA FUERZA DE LAS PALABRAS
Hay quienes hieren con sus palabras, pero hablan los sabios y dan el alivio (Proverbios 12:18).
Vas a llegar tan lejos según seas capaz de comunicarte y transmitir un mensaje. Los lingüistas afirman que una persona utiliza quince mil palabras por día, aproximadamente. Los proverbios reconocen la importancia de estas, pues se estima que una sexta parte de ellos tiene que ver con la comunicación.
Las palabras son un indicador del carácter, demuestran si la persona es sabia o necia. Si quieres saber qué hay dentro de un jarrón, lo rompes o lo abres; asimismo, cuando una persona abre la boca, manifiesta lo que contiene su mente. Jesús afirmó: «De lo que abunda en el corazón, habla la boca» (Mateo 12: 34). Y fue más allá al afirmar que por nuestras palabras seremos juzgados (vers. 37).
Desafortunadamente, el necio utiliza las palabras en doble sentido, para denigrar, ofender o mentir. En cuanto a esto, el apóstol Pablo destaca lo que debes evitar: «Ni siquiera hablen de la inmoralidad sexual ni de ninguna otra clase de impureza o de avaricia. No digan indecencias ni tonterías ni vulgaridades, porque estas cosas no convienen» (Efesios 5: 3-4).
Al filósofo Zenón de Citio se le atribuye la frase: «Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para oír más y hablar menos». Esto implica oír el doble de lo que hablamos. Existe el mito de que, entre más hablas, tienes el control de la conversación, pero es exactamente lo contrario. Quien habla menos, y escucha más, es quien tiene el control. Cuando tú hablas, no aprendes nada. Aprendes cuando escuchas. Así que es de sabios aplicar la economía en las palabras. El proverbista escribió: «El que ahorra palabras tiene sabiduría; prudente de espíritu es el hombre inteligente» (17: 27, RV1995). De ahí que resulte incómodo el que argumenta sin fundamentos racionales, el vendedor insistente que pretende manipular o el que dulcifica su voz para lograr su propósito.
En la práctica, para que tus palabras sean una bendición, nunca hables cuando estés enojado, porque de seguro te vas a lamentar; las palabras, por más elocuentes que sean, no sustituyen a las acciones: «De todo esfuerzo se saca provecho; del mucho hablar, solo miseria» (14: 23). Por último, no importa cuán sabias sean tus palabras, estas tienen que dirigirse en el momento apropiado.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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