17 DE MARZO
«¿QUÉ ES ESTO?»

Los israelitas llamaron maná a lo que recogían. Era blanco, como semilla de cilantro, y dulce como hojuelas con miel» (Éxodo 16: 31).

En el desierto no hay centros comerciales, ni tiendas de conveniencia en donde comprar dulces o galletas. Evidentemente, tampoco hay ríos o tierras fértiles; en el remoto caso de llegar a un oasis como ocurrió en Elim (15: 27), el pueblo no debía establecerse, pues ese lugar no era su destino. Israel debía estar en constante movimiento, no tenían tiempo que perder, hasta llegar a la tierra que Dios le había prometido. Ante la realidad de su entorno inhóspito, Israel dependía de Dios elemental para lo más como el agua, la comida, la protección y la ropa. No solo Israel, también nosotros dependemos de Dios para satisfacer esas mismas necesidades. Infelizmente, muchas veces damos por sentado que ocurran en nuestra vida. Así como se requirió el milagro divino para proveer maná durante cuarenta años en el desierto, así se requiere un milagro diario para tener el sustento cotidiano en las mesas de nuestros hogares. por eso es importante orar con gratitud antes de comer.
Después de cuarenta años y casi a punto de llegar a su destino, Moisés escribió Deuteronomio. Este libro es una recapitulación de las grandes obras de Dios a favor de ellos durante las cuatro décadas de recorrido. Moisés miró al pasado y pudo testificar: «Durante cuarenta años yo los he guiado por el desierto, y en ese tiempo no se les ha gastado la ropa ni el calzado» (Deuteronomio 29: 5). Como Moisés, podemos recordar cómo Dios siempre ha provisto para nuestro sustento, esa realidad afirmará nuestra confianza para enfrentar el futuro.
Para Israel fue un privilegio comer maná en un lugar inhóspito. Según el salmista, el maná es la comida de los ángeles (Salmos 78: 25). Más importante aún: el maná satisfizo todas las necesidades que sus cuerpos requerían para tener la fuerza necesaria y avanzar por el desierto. Cuando Jesús vino a este mundo afirmó que él es el pan de vida. El pan es la base alimenticia de todas las culturas del mundo, podríamos prescindir de cualquier alimento y si solamente tuviéramos pan y agua sobrevivir. En nuestro trayecto al cielo, debemos alimentarnos de algo mucho mejor que el maná: alimentarnos de Jesús a través de su Santa Palabra. Su mensaje nos fortalece en tanto Jesús regresa por nosotros.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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