21 DE MARZO
UNA NACIÓN ESPECIAL

“Si ustedes me obedecen en todo y cumplen mi alianza, serán mi pueblo preferido entre todos los pueblos, pues toda la tierra me pertenece”» (Éxodo 19: 6).

El faraón egipcio trató a los israelitas como herramientas de trabajo, como gente inculta, pobre y condenada a vivir siempre así. Pero Dios los trató como un reino de sacerdotes, un tesoro especial, gente santa. ¡Qué diferencia! Satanás quiere tratarnos como el faraón a Israel; en cambio, Dios quiere para ti lo mismo que planificó para Israel. Cuando Dios pronunció los Diez Mandamientos desde el monte Sinaí, formalizó su alianza con Israel. Previo a ese momento crucial en la historia de Israel, Dios le indicó a Moisés qué esperaba del pueblo para ese solemne día.
La primera tarea consistía en lavar su ropa y ponerse esas prendas limpias. Esto puede parecer sencillo, porque tú tienes en casa jabones especiales para diferentes tipos de ropa, jabones para bañarte y agua fría y caliente; además, varias prendas de vestir en el clóset. Sin embargo, en el desierto, Israel no tenía esas ventajas. Por lo tanto, bastaba que lavaran su ropa. Esas prendas recién lavadas representaban un nuevo comienzo en su vida espiritual: su limpieza exterior destacaba su pureza interna (Éxodo 19: 10-11, 14). Asimismo, la limpieza era una muestra de reverencia. Un reconocimiento de que estaban delante de alguien superior a cualquier monarca terrenal.
El apóstol Pablo enseñó que nosotros debemos vestirnos de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia (Colosenses 3: 12). No se trata de procurar ir coleccionando una a una estas virtudes, más bien las encontramos todas en una sola persona: Jesús. El mismo apóstol afirmó categóricamente: «Revístanse ustedes del Señor Jesucristo» (Romanos 13: 14).
La segunda responsabilidad del pueblo consistió en marcar límites al monte. Solamente Moisés tendría acceso a la montaña, ninguna persona o animal debía intentar subir. Dios se iba a manifestar a través del fuego y su voz sería como el sonido del trueno. Mediante esta orden el pueblo entendería que Dios es único, tiene autoridad, es el Rey del universo; nosotros somos sus criaturas y debemos acatar sus órdenes. Ciertamente, Dios nos ama, pero siempre existirá una diferencia entre él y sus criaturas. Honramos a Dios cuando somos reverentes en los servicios de adoración, cuando respetamos su Palabra.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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