22 DE FEBRERO
DÍAS TRISTES. DÍAS DIFÍCILES

Isaac tenía ciento ochenta años cuando murió. Fue a reunirse con sus antepasados cuando ya era muy anciano, y sus hijos Esaú y Jacob lo sepultaron» (Génesis 35: 28-29).

Mientras vivamos en este mundo no estamos exentos de la enfermedad, el dolor y la muerte. Jacob experimentó una cadena de acontecimientos desagradables en muy corto tiempo, todos se resumen en pocos versículos del capítulo 35.
Primeramente, una persona muy querida llamada Débora que trabajaba en la casa de Isaac y Rebeca y había cuidado a Jacob en su niñez, murió. Eso causó tanto dolor que el lugar donde la sepultaron lo llamaron «encina del llanto» (Génesis 35: 8). Después, Jacob enfrentó una mezcla de emociones, ya que nació su último hijo a quien llamó Benjamín, pero eso significó la muerte de su amada esposa Raquel. Solamente podemos imaginar cómo se entristeció al separase de ella por quien había trabajado catorce años. En el sitio donde Raquel fue sepultada, Jacob construyó un monumento en su memoria (Génesis 35:19-20). Finalmente, a Jacob le avisaron que su padre estaba a punto de morir, así que acudió a Hebrón. En ese momento Isaac tenía ya ciento ochenta años. También Esaú acudió. En efecto, poco después Isaac murió.
Paradójicamente, justo después de la renovación del pacto en Betel, Jacob enfrentó estos días, sin duda, hasta ese momento los más difíciles de su vida. Esto nos recuerda que, así como sale el sol y llueve para beneficio de todos, justos e injustos (Mateo 5: 45), igualmente, en este mundo de pecado, todos padecemos sinsabores. La gran diferencia es que Dios nos conforta y la esperanza en sus promesas nos sostiene a pesar de la adversidad. Hasta que Cristo regrese por nosotros como Rey de reyes terminarán las calamidades que afectan a la humanidad.
En medio del capítulo 35 (vers. 9-12), Dios confirmó su promesa y los planes supremos para Jacob y su descendencia. Puedo suponer que esa ratificación del pacto fortaleció su fe y lo sostuvo en la crisis. Si hoy estás experimentando tristeza por cualquier situación, Dios te recuerda que volverá por segunda vez. Entonces habitaremos la Tierra Nueva. Este mundo no es nuestro hogar definitivo. No olvides la promesa: «Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor; porque todo lo que antes existía ha dejado de existir» (Apocalipsis 21: 4).
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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