23 DE JULIO
OBED-EDOM Y UZA
«El arca del Señor se quedó tres meses en casa de Obed-edom, y el Señor lo bendijo a él y a toda su familia» (2 Samuel 6: 11).
El arca del pacto con las tablas de piedra había sido capturada por los filisteos en los días de Elí. Posteriormente, cuando regresó a territorio de Israel, el arca estuvo en casa de Abinadab en Quiriat-jearim durante veinte años (1 Samuel 7: 1-2). Este personaje tenía dos hijos: Uza y Ahío. Después de los veinte años, David ordenó que el arca fuera llevada a Jerusalén. Los dos hermanos guiaron una carreta jalada por bueyes en donde se transportaba el arca. Cuando los bueyes tropezaron, Uza extendió su mano con la intención de proteger el arca. Al instante, murió. ¿Por qué ocurrió esto? Porque no estaba permitido bajo ninguna circunstancia que alguien tocara el mobiliario sagrado del tabernáculo. Con esta acción, Uza se asumió como sacerdote cuando no lo era. Irónicamente, lo que no ocurrió en el transcurso de veinte años en su casa, sucedió en un instante fuera de ella.
Aunque la intención de Uza se justifica, su acto y la consecuencia nos enseña cómo ve Dios las cosas; dista mucho de cómo las ve el hombre. El asunto primordial es la obediencia. Para muchos, incluido David, ese acto era insignificante. Sin embargo, Dios ve el corazón. Igualmente, para muchos, la desobediencia de Eva al comer del fruto del árbol prohibido es algo irrelevante, más no para Dios. ¿Cómo conciliar la idea de que Dios perdonó a David cuando se involucró con Betsabé? O el hecho de que Dios perdonara al rey Manasés cuando condujo a toda la nación a la idolatría. Por lo pronto, lo único que podemos señalar es que Dios mira las acciones humanas muy diferente a nosotros.
Lo cierto es que el mismo objeto que se convirtió en piedra de tropiezo para Uza, fue una bendición para Obed-edom, pues el arca estuvo en la casa de este y toda la familia resultó beneficiada. ¿Qué nos indica esto? Nos indica que relacionarnos con lo sagrado como Dios ha dispuesto, siempre resultará en bendición. Por ejemplo, el matrimonio, las amistades, el dinero… todo esto resulta en bendición cuando nos dejamos guiar por Dios, pero puede perjudicarnos, y mucho, cuando nos involucramos con estas mismas cosas de acuerdo a criterios puramente humanos. Aun Jesucristo, resulta en bendición o maldición. «El que caiga sobre esta piedra será quebrantado, y sobre quien ella caiga será desmenuzado» (Mateo 21: 44, RV1995).
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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