24 DE ENERO
LA ESENCIA DE LA SALVACIÓN
«Abram creyó al Señor, y por eso el Señor lo aceptó como justo» (Génesis 15: 6).
Una de las razones para que Abram estuviera dispuesto a dejar su tierra y emprender el viaje era la promesa de que sería padre. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo parecía casi imposible serlo. Cuando Dios llamó a Abram tenía setenta y cinco años. Cuando leemos Génesis 15 ya habían pasado alrededor de cinco años.
Por otra parte, el mismo nombre del patriarca era una contradicción; «Abram» significa: padre exaltado. Cada vez que Abram se presentaba con un desconocido y pronunciaba su nombre, la pregunta obligada era: «¿Y cuántos hijos tienes?». Su mismo nombre le recordaba la ausencia de un hijo. En esa condición, quién podría heredar todos los bienes materiales y la bendición espiritual. Sin hijos, Abram nunca podría ser padre de una nación; por consiguiente, sería ilusorio pensar que de su simiente nacería el Mesías.
Dios quería reafirmarle la promesa a Abram, por lo tanto, lo llamó una noche sin nubes, a campo abierto, y le pidió que levantara su cabeza para que intentara contar las estrellas. ¡Una tarea imposible! Se estima que solo Alrededor de
en nuestra galaxia existen más de cien mil millones de es hacia abajo,
treinta y cinco años después, Dios le pidió a Abram que mirara hacia abajo, a la arena que hay a la orilla del mar y le aseguró que así sería su descendencia. Por lo tanto, ya sea que Abram mirara arriba o abajo, recordaría la promesa divina.
El versículo de este día aparece tres veces en el Nuevo Testamento (Romanos 4: 3; Gálatas 3: 6; Santiago 2: 23) para destacar cómo podemos ser salvos. Pablo y Santiago nos enseñan que la salvación es un regalo de Dios que nosotros podemos aceptar o rechazar. Ese regalo se acepta por fe. La fe es la base de la amistad con Dios. Cuando creemos en la promesa divina somos declarados justos (perfectos) delante de Dios.
En nuestra relación de amistad con Dios, somos salvos gracias a que creemos en las promesas de Dios y NO por lo que nosotros podamos pro- meterle. Nuestras promesas son tan fluctuantes que dependen de nuestro estado de ánimo para externarlas y peor aún, para cumplirlas. Si dependiéramos de nuestras promesas cumplidas para ir al cielo, nunca lo lograríamos. Por eso, es mejor creer en Dios, él siempre cumplirá su Palabra.
===================
SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
===================
|| www.drministries.org ||
===================