30 DE DICIEMBRE
LA RESURRECCIÓN Y LA COMISIÓN
El Señor quiso oprimirlo con el sufrimiento. Y puesto que él se entregó en sacrificio por el pecado, tendrá larga vida y ver a sus descendientes (Isaías 53: 10).
«Tendrá larga vida». Jesús murió y resucitó. Bastó un solo ángel con su resplandor para que los custodios del sepulcro cayeran desmayados. Las autoridades romanas estuvieron dispuestas a pagar dinero para comprar el silencio de los guardias (Mateo 28: 12), pero eso no impidió que la noticia se extendiera como reguero de pólvora. Las personas que formaron parte de la resurrección especial se encargaron de compartir la buena noticia. El evangelio de Mateo registra: «los sepulcros se abrieron; y hasta muchas personas santas, que habían muerto, volvieron a la vida. Entonces salieron de sus tumbas, después de la resurrección de Jesús, y entraron en la santa ciudad de Jerusalén, donde mucha gente los vio» (27: 52-53).
En su momento, Satanás le ofreció a Jesús todos los países del mundo, con tal de que no acudiera al Calvario, pero Jesús se mantuvo fiel al plan de salvación. En consecuencia, pudo declarar que su autoridad no se limitaba a esta tierra, sino al cielo y la tierra; en virtud de esa autoridad, comisionó a sus seguidores a proclamar su vida, su muerte, su resurrección y su próxima segunda venida para llevar a los creyentes a vivir con él.
Isaías anticipa que Jesús quedaría satisfecho de su obra en esta tierra, pues «llegará a ver a sus descendientes […] liberará a muchos» (53: 10-11). Si bien en el momento del sacrificio no se anticipaba el triunfo, el tiempo transcurrió y el número de creyentes se incrementó al punto que eran incontables. En la actualidad, cada nueva generación representa un nuevo reto en cuanto a compartirle el mensaje de salvación. Para que esto se concrete, debemos involucrarnos en compartir la gracia que nos alcanzó. Solo así el mundo conocerá el desenlace del drama de los siglos.
El requisito para la liberación es aceptar el sacrificio de Jesús. Ya desde los días del apóstol Pablo, admitió que el mensaje de salvación mediante la muerte del Hijo de Dios en la cruz les parecía una tontería a muchos (1 Corintios 1:18). Esa gente creía que debía tomar la iniciativa para buscar a sus dioses y después apaciguar su ira con sacrificios; por otra parte, el mensaje cristiano es lo opuesto, Dios nos busca y nos insiste aceptarlo. Él estableció el sacrificio mediante la muerte de Jesús para que no tengamos nada que hacer.
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SIGUIENDO LAS HUELLAS
Devoción Matutina Para Menores 2023
Narrado por: Linda Rumrrill
Desde: Gran Canaria, España
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