MIÉRCOLES, 1O DE DICIEMBRE
“COMERÁS Y TE SACIARÁS”

Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. Deuteronomio 8:18…

Es Dios quien da al hombre el aliento de vida. Nosotros no podemos crearlo. Solo podemos tomar lo que Dios ha creado… Todo lo que poseéis es don suyo, pues no teníais nada con que crearlo o adquirirlo. Se os ha dado, no para que llegue a ser una cuña que os separe de él, sino para ayudaros en realizar su servicio…

Dios demanda a los que él ha confiado sus dones que los administren fielmente, para demostrar al mundo que están trabajando por la salvación de los pecadores. Demanda a los que profesan estar bajo su dirección, que no desvirtúen su carácter… Diariamente él nos colma con beneficios… Llevando la corona de su favor real, glorifiquémoslo, compartiendo con otros la abundancia con que nos ha colmado (En los lugares celestiales, p. 304).

Todo lo que poseemos es del Señor y somos responsables ante él del uso que le demos. En el empleo de cada centavo se verá si amamos a Dios por encima de todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

El dinero tiene gran valor porque puede hacer mucho bien. En manos de los hijos de Dios es alimento para el hambriento, bebida para el sediento, y vestido para el desnudo. Es una defensa para el oprimido y un medio de ayudar al enfermo. Pero el dinero no es de más valor que la arena, a menos que sea usado para satisfacer las necesidades de la vida, beneficiar a otros, y hacer progresar la causa de Cristo.

La riqueza atesorada no es meramente inútil: es una maldición. En esta vida es una trampa para el alma, pues aparta los afectos del tesoro celestial (Palabras de vida del gran Maestro, p. 287).

Algunos aman este mundo tanto que ahoga su amor por la verdad. A medida que sus tesoros aumentan aquí, disminuye su interés por los tesoros celestiales. Entre mas posesiones tengan en este mundo, más las acogen, como si temieran que su tesoro codiciado les fuera quitado. Entre más tengan, menos tienen disponible para darle a los demás, porque entre más tienen, más pobres se sienten. ¡Oh, el engaño de las riquezas! No percibirán las necesidades de la causa de Dios.

Vi que Dios podía hacer llover medios del cielo para llevar a cabo su obra, pero nunca haría esto. Es contrario a su plan. Ha confiado a los hombres de la tierra medios suficientes para el adelanto de su obra, y si todos cumpliesen con su deber, no habría escasez. Pero algunos no prestarán atención al llamado por sus bienes. Están dispuestos a ver cómo avanza la obra de Dios. Están ansiosos por ver prosperar la causa, siempre y cuando puedan conservar sus riquezas y no tengan que hacer ningún sacrificio, solo brindar una pequeña cantidad de vez en cuando. Deberían avergonzarse de dar tan poco y de hacerlo a regañadientes. Dijo el ángel: “Dios ama al dador alegre” (Spiritual Gifts, t. 2, p. 267).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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