MIÉRCOLES, 1° DE FEBRERO
LAS TÁCTICAS DE FIANZAS Y DE ENRIQUECIMIENTO RÁPIDO
El deseo de acumular riquezas no es pecaminoso si en el esfuerzo realizado por lograr ese objetivo, los hombres y mujeres no se olvidan de Dios ni transgreden los últimos preceptos de Jehová que dictan el deber del hombre hacia sus semejantes, ni se colocan en una posición desde donde les resulte imposible glorificar a Dios en sus cuerpos y en sus espíritus, los cuales le pertenecen. Si en su apresuramiento por enriquecerse sobrecargan sus energías y violan las leyes de su organismo, se colocan en una condición que les impide rendir a Dios un servicio perfecto, y siguen una conducta pecaminosa. Los bienes que se adquieren en esta forma se consiguen al precio de un sacrificio inmenso (Mensajes selectos, t. 2, p. 493).
Vi que a Dios le desagrada que su pueblo sea fiador de los incrédulos. Se me indicaron estos textos: “No seas de aquellos que se comprometen, ni de los que salen por fiadores de deudas”. Proverbios 22:26. “Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño;
mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro”. Proverbios 11:15.
¡Mayordomos infieles! Comprometen lo que pertenece a otra persona su Padre celestial y Satanás está dispuesto a ayudar a sus hijos y sacárselo de las manos. Los observadores del sábado no deben ser socios de los incrédulos. Los hijos de Dios confían demasiado en la palabra de los extraños, y piden su consejo cuando no debieran hacerlo (Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 184).
Se me mostró que para nuestro pueblo la especulación económica es un peligroso experimento. Con ella se pone en terreno enemigo y queda sujeto a enormes tentaciones, decepciones, pruebas y pérdidas. A esto sigue una inquietud febril, un deseo que ansía por obtener recursos más rápidamente de lo que las circunstancias actuales puedan admitir. En consecuencia, cambia el entorno con la esperanza de hacer más dinero. Sin embargo, sus expectativas no se hacen realidad y se desalienta, por lo que en lugar de avanzar, retrocede… Si el Señor hubiese hecho prosperar las especulaciones de algunos de nuestros apreciados hermanos habría sido su ruina eterna. Dios ama a su pueblo, también ama a los que han tenido poca fortuna. Si quieren aprender las lecciones que intenta enseñarles su derrota, al final, se transformará en una preciosa victoria (Testimonios para la iglesia, t. 4, pp. 610, 611).
Hay hermanos pobres que no están libres de tentación. Son malos administradores, carecen de sabio juicio, desean obtener recursos sin pasar por el lento proceso de trabajo perseverante. Algunos tienen tanta prisa por mejorar su condición que se dedican a diversas empresas sin consultar a personas de buen juicio y experiencia. Sus expectativas pocas veces se convierten en realidad; pierden en lugar de ganar, y entonces surgen tentaciones y la tendencia a envidiar a los ricos. Quieren definidamente beneficiarse con las riquezas de sus hermanos y se exasperan porque no lo consiguen. Pero no son dignos de recibir ayuda especial. Poseen evidencia de que sus esfuerzos han sido dispersos e irregulares. Han sido inconstantes en sus negocios y han estado llenos de ansiedad y preocupaciones, lo cual produce escasas ganancias. Esas personas debieran escuchar el consejo de quienes tienen experiencia. Pero con frecuencia son los últimos en buscar consejo. Piensan que tienen un juicio superior, de modo que no quieren que nadie les enseñe…
No practican la instrucción que el apóstol Pablo dio a Timoteo: “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”. “Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto”. 1 Timoteo 6:6, 8 (Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 422, 423).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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