MARTES, 04 DE JUNIO
LA MUERTE EN EL NUEVO TESTAMENTO
Cuando abrieron y leyeron la epístola de Pablo, las palabras referentes al verdadero estado de los muertos proporcionaron gran gozo y consuelo a la iglesia. Pablo mostró que aquellos que vivieran cuando Cristo viniese no irían antes al encuentro de su Señor que aquellos que hubieran dormido en Jesús. La voz del arcángel y la trompeta de Dios alcanzarían a los que durmieran, y los muertos en Cristo resucitarían primero, antes que el toque de la inmortalidad se concediera a los vivos. “Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras”.

Difícilmente podemos apreciar la esperanza y el gozo que esta seguridad proporcionó a la joven iglesia de Tesalónica. Ellos creyeron y atesoraron la carta que les envió su padre en el evangelio, y sus corazones se llenaron de amor a él. Él les había dicho estas cosas antes; pero en aquel entonces sus mentes estaban tratando de asimilar doctrinas que les parecían nuevas y extrañas; y no es sorprendente que la fuerza de algunos puntos no se había impresionado vívidamente en su espíritu. Pero tenían hambre de la verdad, y la epístola de Pablo les dio nueva esperanza y fuerza, y una fe más firme en Aquel cuya muerte había sacado a luz la vida y la inmortalidad, y les dio un afecto más profundo por él (Los hechos de los apóstoles, pp. 209, 210).

Con poder convincente el apóstol [Pablo] expuso la gran verdad de la resurrección. “Porque si no hay resurrección de muertos —arguyó–, Cristo tampoco resucitó: y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él haya levantado a Cristo; al cual no levantó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó: y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los más miserables somos de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho” (Los hechos de los apóstoles, pp. 257, 258).

“También traerá Dios con él a los que durmieron en Jesús”, escribió Pablo. Muchos interpretan este pasaje como si significara que los que duermen serán traídos con Cristo desde el cielo, pero según Pablo, como Cristo se levantó de los muertos, así Dios traerá de sus tumbas a los santos que durmieron, y los llevará con él al cielo. ¡Qué precioso consuelo! ¡Qué gloriosa esperanza! no solo para la iglesia de Tesalónica, sino para todos los cristianos dondequiera que estén (Los hechos de los apóstoles, p. 210).

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NOTAS DE ELENA
MATERIAL COMPLEMENTARIO DE ESCUELA SABÁTICA
II TRIMESTRE DEL 2024
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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