LUNES 04 DE MARZO
RECORDAR LA HISTORIA Y ALABAR A DIOS
La historia del Antiguo Testamento se registró en beneficio de las generaciones venideras. También son muy necesarias las lecciones del Nuevo Testamento. Aquí de nuevo Cristo es el Instructor, que conduce a su pueblo para que busque esa sabiduría que viene de lo alto, y para que obtenga esa instrucción acerca de la justicia que modelará el carácter de acuerdo con la semejanza divina. Las Escrituras, tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo, nos enseñan los principios en que se basan tanto la obediencia a los mandamientos como los requisitos para obtener esa vida que se equipara con la de Dios, porque por medio de la obediencia llegamos a participar de la naturaleza divina, y aprendemos a huir de la corrupción que encontramos en el mundo debido a la concupiscencia. Por lo tanto, debemos estudiar sus máximas y obedecer sus mandamientos y principios, que son más preciosos que el oro, para incorporarlos a nuestro diario vivir (Cada día con Dios, p. 252).
El trato de Dios con su pueblo debe mencionarse con frecuencia. ¡Cuán a menudo levantó el Señor, en su trato con el antiguo Israel, los hijos del camino! A fin de que no olvidasen la historia pasada, ordenó a Moisés que inmortalizase esos acontecimientos en cantos, a fin de que los padres pudiesen enseñárselos a sus hijos. Habían de levantar monumentos recordativos bien a la vista. Debían esmerarse para conservarlos, a fin de que cuando los niños preguntasen acerca de esas cosas, les pudiesen repetir toda la historia. Así eran recordados el trato providencial y la señalada bondad y misericordia de Dios en su cuidado y liberación de su pueblo. Se nos exhorta a traer “a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sufristeis gran combate de aflicciones”. Hebreos 10:32. El Señor ha obrado como un Dios realizador de prodigios en favor de su pueblo en esta generación… “Necesitamos relatar a menudo la bondad de Dios y alabarle por sus obras admirables” (Conflicto y valor, p. 364).
Hombres, mujeres y jóvenes, Dios requiere de vosotros que poseáis valor moral, firmeza de propósito, fortaleza y perseverancia, mentes que no admitan los asertos ajenos, sino que investiguen por su cuenta antes de aceptarlos o rechazarlos, y escuchen y pesen las evidencias, y las lleven al Señor en oración. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela a Dios, el cual da a todos abundantemente, y no zahiere; y le será dada”. Santiago 1:5. Ahora bien, se impone la condición: “Pero pida en fe, no dudando nada: porque el que duda es semejante a la onda de la mar, que es movida del viento, y echada de una parte a otra. No piense pues el tal hombre que recibirá ninguna cosa del Señor”. vers. 6, 7. Esta petición de sabiduría no debe ser una oración sin sentido, que se olvide tan pronto como se haya terminado. Es una oración que expresa el enérgico y ferviente deseo inspirado al corazón por un consciente anhelo de poseer sabiduría para discernir la voluntad de Dios (Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 119).
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NOTAS DE ELENA
MATERIAL COMPLEMENTARIO DE ESCUELA SABÁTICA
I TRIMESTRE DEL 2024
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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