SÁBADO DE TARDE, 04 DE DICIEMBRE
DEUTERONOMIO EN EL RESTO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

La Biblia es del más alto valor porque es la palabra del Dios viviente. De todos los libros del mundo, es el que merece más estudio y atención; porque es sabiduría eterna. La Biblia es una historia que nos relata la creación del mundo, y nos revela los siglos pasados. Sin ella quedaríamos reducidos a hilvanar meras conjeturas y fábulas acerca de lo que ocurrió en el remoto pasado. Nos revela al Creador de los cielos y de la tierra, así como el universo que él trajo a la existencia; y derrama una luz gloriosa sobre el mundo venidero. La Biblia es un campo en el cual están escondidos tesoros celestiales, que permanecerán ocultos hasta que por diligente trabajo de minero, sean descubiertos y sacados a la luz. La Biblia es un estuche que contiene joyas de inestimable valor, que deben ser presentadas en forma tal que se vean con su brillo intrínseco (Consejos para los maestros, p. 407).

El salmista dice: “La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples”. Salmo 119:130. Como poder educador la Biblia no tiene rival. Ninguna obra científica está tan bien adaptada para desarrollar la mente como una contemplación de las grandes y vitales verdades y lecciones prácticas de la Biblia. Nunca se ha impreso ningún otro libro que esté tan bien calculado para dar poder mental. Los hombres de los más grandes intelectos, si no son guiados por la palabra de Dios en su investigación, se desconciertan; no pueden comprender al Creador ni a sus obras. Pero dedíquese la mente para captar y medir la verdad eterna, dedíquela al esfuerzo buscando las joyas de la verdad en la rica mina de la Palabra de Dios, y nunca se verá empequeñecida y debilitada, como cuando se la permite ocuparse de temas comunes (Fundamentals of Christian Education, p. 84).

[Las enseñanzas de Cristo) están destinadas a dirigir los intelectos al Antiguo Testamento, y a exponer con mayor claridad los grandes temas allí presentados. Durante siglos, el pueblo de Israel se había estado separando de Dios, y había perdido de vista las verdades preciosas que le habían sido confiadas. Estas verdades estaban cubiertas por formas supersticiosas y ceremonias que ocultaban su verdadero significado.

Cristo vino para sacar los escombros que habían oscurecido su brillo. Las puso, como joyas preciosas, en un nuevo engaste. Demostró que muy lejos de desdeñar la repetición de las verdades antiguas y familiares, había venido para exponerlas en su verdadera fuerza y belleza, cuya gloria nunca había sido discernida por los hombres de su tiempo. Siendo él mismo el Autor de estas verdades reveladas, podía dar a conocer a la gente su verdadero significado, librándolas de las falsas interpretaciones y teorías adoptadas por los dirigentes con el fin de adaptarlas a su propia condición profana, destituida de espiritualidad y del amor de Dios. Hizo a un lado lo que había privado a estas verdades de vida y poder vital, y las devolvió al mundo dotadas de toda su frescura y fuerza originales (Testimonios para la iglesia, t. 5. p. 664).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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