LUNES, 05 DE JUNIO
LA LUCHA CÓSMICA
Muchas personas parecen ignorar qué es la fe. Muchos se quejan de confusión y desánimo. Pregunté: ¿Están los rostros de ustedes dirigidos hacia Jesús? ¿Están contemplando al Sol de justicia? Ustedes necesitan definir claramente ante las iglesias el tema de la fe y la dependencia total de la justicia de Cristo… Ha habido tan poca consideración de Cristo, su amor inigualable, su gran sacrificio en nuestro favor, que Satanás casi ha eclipsado la visión que debemos tener de Jesucristo. Debemos confiar menos en la ayuda espiritual de los seres humanos, y más, mucho más, debemos acercarnos a Jesucristo como nuestro Redentor.
Podemos contemplar con propósito resuelto los atributos divinos de Jesucristo; podemos hablar de su amor, podemos contar y cantar de su misericordia, podemos hacerlo nuestro propio Salvador personal. Entonces seremos uno con Cristo. Amamos lo que Cristo amó, odiamos el pecado, lo que Cristo odió. De estas cosas debemos hablar, en ellas debemos pensar (Reflejemos a Jesús, p. 74).
El mensaje del tercer ángel es la proclamación de los mandamientos de Dios y la fe de Cristo Jesús. Los mandamientos de Dios han sido proclamados, pero la justicia de Jesús, dándole igual importancia, no ha sido presentada por los adventistas del séptimo día, haciendo que la ley y el evangelio vayan de la mano. No puedo hallar palabras para presentar este tema en toda su plenitud.
“La fe de Jesús”. Se habla de ella, pero no ha sido entendida. ¿Qué cosa constituye la fe de Jesús, que pertenece al mensaje del tercer ángel? Jesús convertido en el ser que lleva nuestros pecados para llegar a ser el Salvador que perdona el pecado. Él fue tratado como nosotros merecemos ser tratados. Vino a nuestro mundo y llevó nuestros pecados para que nosotros pudiéramos llevar su justicia. Y la fe en la capacidad de Cristo para salvamos en forma amplia, completa y total, es la fe de Jesús (Mensajes selectos, t. 3, p. 195).
Cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se habrá decidido, ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo. Este pequeño remanente, incapaz de defenderse en el mortífero conflicto con las potestades de la tierra mandadas por la hueste del dragón, hace de Dios su defensa. Ha sido promulgado por la más alta autoridad terrestre el decreto de que adoren a la bestia y reciban su marca bajo pena de persecución y muerte. ¡Dios ayude entonces a su pueblo! porque ¿qué podría hacer sin su ayuda en un conflicto tan terrible?
No se adquieren en un momento el valor, la fortaleza, la fe y la confianza implícita en el poder de Dios para salvamos. Estas gracias celestiales se adquieren por la experiencia de años. Por una vida de santo esfuerzo y de firme adhesión a lo recto, los hijos de Dios estaban sellando su destino. Asediados de innumerables tentaciones, sabían que debían resistir firmemente o quedar vencidos. Sentían que tenían una gran obra que hacer, que a cualquier hora podían ser llamados a deponer su armadura; y que si llegaran al fin de su vida sin haber hecho su obra, ello representaría una pérdida eterna. Aceptaron ávidamente la luz bel cielo, como la aceptaron de los labios de Jesús los primeros discípulos (Testimonio para la iglesia, t. 5, pp. 197, 198).
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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
II TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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