LUNES, 06 DE DICIEMBRE
“LOS CIELOS DE LOS CIELOS”

Cuando Satanás declaró a Cristo: El reino y la gloria del mundo me son entregados, y a quien quiero los doy, dijo algo que era verdad solamente en parte; y lo dijo con fines de engaño. El dominio que ejercía Satanás era el que había arrebatado a Adán, pero Adán era vicegerente del Creador. El suyo no era un dominio independiente. La tierra es de Dios, y él ha confiado todas las cosas a su Hijo. Adán había de reinar sujeto a Cristo. Cuando Adán entregó su soberanía en las manos de Satanás, Cristo continuó siendo aún el Rey legítimo… Satanás puede ejercer su usurpada autoridad únicamente en la medida en que Dios lo permite.

Cuando el tentador ofreció a Cristo el reino y la gloria del mundo, se propuso que Cristo renunciase al verdadero reino del mundo y ejerciese el dominio sujeto a Satanás… Cristo declaró al tentador: “Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás” (El Deseado de todas las gentes, p. 103).

Los levitas, en su himno registrado por Nehemías, cantaban: “Tú, oh Jehová, eres solo; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, y toda su milicia, la tierra y todo lo que está en ella, … tú vivificas todas estas cosas”. Nehemías 9:6… La mano de Dios dirige los planetas, y los mantiene en su puesto en su ordenada marcha a través de los cielos. “Él saca por cuenta su ejército: a todas llama por sus nombres; ninguna faltará: tal es la grandeza de su fuerza, y su poder y virtud”. Isaías 40:26…

Dios es el fundamento de todas las cosas. Toda verdadera ciencia está en armonía con sus obras; toda verdadera educación nos induce a obedecer a su gobierno. La ciencia abre nuevas maravillas ante nuestra vista, se remonta alto, y explora nuevas profundidades; pero de su búsqueda no trae nada que esté en conflicto con la divina revelación. La ignorancia puede tratar de respaldar puntos de vista falsos con respecto a Dios valiéndose para ello de la ciencia; pero el libro de la naturaleza y la Palabra escrita se iluminan mutuamente. De esa manera somos inducidos a adorar al Creador, y confiar con inteligencia en su Palabra (Historia de los patriarcas y profetas, pp. 107, 108)

Todos estamos bajo el mando de uno u otro capitán. Uno, el Creador del hombre y del mundo, es el mayor de todos. Todos le deben el sometimiento de su ser entero, la devoción de todos sus afectos. Si se pone la mente bajo su control, y si Dios moldea y desarrolla las facultades mentales, diariamente se recibirá un nuevo poder moral de la Fuente de toda sabiduría y fortaleza. Las bendiciones morales y la hermosura divina, recompensarán los esfuerzos de cada uno, cuya mente se dirija hacia lo celestial. Podemos obtener revelaciones —bellezas celestiales— que están más allá de la corta visión de los mundanos, que exceden la imaginación de la mente más grande (Nuestra elevada vocación, p. 82).

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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