MARTES, 08 DE AGOSTO
EL CRISTO EXALTADO, DADOR DE DONES
Para la gloria del Padre, el Príncipe de la vida debía ser las primicias, la realidad simbolizada por la ofrenda mecida… Esta misma escena, la resurrección de Cristo de los muertos, había sido celebrada simbólicamente por los judíos. Cuando maduraban en los campos las primeras espigas de los cereales, eran cosechadas cuidadosamente, y cuando la gente subía a Jerusalén, ellas eran presentadas ante el Señor como una ofrenda de agradecimiento. La gente mecía las gavillas maduras delante de Dios, reconociéndolo como al Señor de la cosecha. Después de esa ceremonia, el trigo era guadañado y se recogía la cosecha.
Así también los que habían sido resucitados habían de ser presentados ante el universo como una garantía de la resurrección de todos los que creen en Cristo como su Salvador personal. El mismo poder que levantó a Cristo de los muertos levantará a su iglesia y la glorificará con Cristo, como a su novia, por encima de todos los principados, por encima de todos los poderes, por encima de todo nombre que se nombra, no solo en este mundo, sino también en los atrios celestiales, el mundo de arriba (Mensajes selectos, t. 1, pp. 359, 360).
Antes de dejar a sus discípulos, Cristo “sopló, y díjoles: Tomad el Espíritu Santo”. Juan 20:22. Otra vez dijo: “He aquí, yo enviaré la pro-mesa de mi Padre sobre vosotros”. Lucas 24:49. Sin embargo, este don no fue recibido en su plenitud hasta después de la ascensión. No fue recibido el derramamiento del Espíritu hasta que, mediante la fe y la oración, los discípulos se consagraron plenamente para efectuar la obra de Cristo. Entonces, en un sentido especial, los bienes del cielo fueron entregados a los seguidores de Cristo. “Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres”. Efesios 4:8. “A cada uno de nosotros es dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo”, y el Espíritu reparte “particularmente a cada uno como quiere”. Efesios 4:7; 1 Corintios 12:11. Los dones ya son nuestros en Cristo, pero su posesión verdadera depende de nuestra recepción del Espíritu de Dios (Palabras de vida del gran Maestro, p. 263).
El Espíritu Santo prometido, que él enviaría después de ascender a su Padre, está obrando constantemente para atraer la atención al gran sacrificio hecho en la cruz del Calvario, y para descubrir al mundo el amor de Dios al hombre, para abrir al alma convicta lo precioso de las Escrituras, y para iluminar las mentes oscurecidas con los brillantes rayos del Sol de justicia, las verdades que hagan que sus corazones ardan dentro de ellos con la inteligencia despertada por las verdades eternas…
Ha de meditarse cuidadosamente sobre la vida de Cristo, y estudiarla constantemente con el deseo de entender la razón por la que él tuvo que venir. Solo podemos formular nuestras conclusiones mediante el escudriñamiento de las Escrituras, tal como Cristo nos ha ordenado hacerlo, cuando dice “ellas son las que dan testimonio de mí”. Juan 5:39 (Reflejemos a Jesús, p. 124).
===================
NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
III TRIMESTRE DEL 2023
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
===================
|| www.drministries.org ||
===================
Leave A Comment