JUEVES, 09 DE DICIEMBRE
LA ORACIÓN DE DANIEL

La sabiduría que Dios le había impartido [a Daniel] era tan superior a la sabiduría de los grandes hombres del mundo, como la luz del sol que brilla en los cielos al mediodía es más brillante que la más débil estrella. Y, sin embargo, ponderad la oración que sale de los labios de este hombre tan altamente favorecido del cielo. Con profunda humillación, con lágrimas y una entrega de corazón, ruega por sí mismo y por su pueblo. Abre su alma delante de Dios, confesando su propia falta de mérito y reconociendo la grandeza y la majestad del Señor.

¡Qué sinceridad y qué fervor caracterizaron su súplica! La mano de fe se halla extendida hacia arriba para asirse de las promesas del Altísimo que nunca fallan. Su alma lucha en agonía. Y tiene la evidencia de que su oración es escuchada. Sabe que la victoria le pertenece. Si como pueblo nosotros oráramos como Daniel, y lucháramos como él luchó, humillando nuestras almas delante de Dios, veríamos respuestas tan maravillosas a nuestras peticiones como las que le fueron concedidas a Daniel (La edificación del carácter, pp. 44, 45)

Avancen valerosamente, seguros de que el Señor acompañará a los que le aman y le sirven. Él obrará en favor de su pueblo que guarda su pacto. No permitirá que se transformen en una causa de descrédito. El purificará a todos los que se sometan a su voluntad y los transformará en un motivo de alabanza sobre la tierra. En este mundo no hay nada que le sea más querido a Dios que su iglesia. Él obrará con poder extraordinario a través de hombres humildes y fieles. Hoy Cristo les dice a ustedes: “Yo estoy con vosotros, cooperando con vuestros esfuerzos fieles y obedientes, y concediéndoos preciosas victorias. Yo os fortaleceré a medida que os santificáis en mi servicio. Os concederé buen éxito en vuestros esfuerzos de levantar a las almas muertas en sus transgresiones y pecados”.

Una fe inmutable y un amor generoso vencerán las dificultades que se levanten en la senda del deber para estorbar la lucha agresiva. A medida que las personas inspiradas por esta clase de fe avancen en la tarea de salvar almas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán (Testimonios para la iglesia, t. 7, pp. 230, 231).

[S]ea este nuestro lenguaje, un lenguaje que salga de corazones que respondan a la gran bondad y al amor de Dios hacia nosotros como pueblo y como individuos: “Espera, oh Israel, en Jehová, desde ahora y para siempre”. “Los que estáis en la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad a JAH, porque él es bueno; cantad salmos a su nombre, porque él es benigno. Porque JAH ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya. Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses”. Considerad, mis hermanos y hermanas, que el Señor tiene un pueblo, un pueblo escogido, su iglesia, que debe ser suya, su propia fortaleza, que él sostiene en un mundo rebelde y herido por el pecado; y él se ha propuesto que ninguna autoridad sea conocida en él, ninguna ley reconocida por ella, sino la suya propia (Testimonios para los ministros, pp. 15, 16).

VIERNES, 10 DE DICIEMBRE: PARA ESTUDIAR Y MEDITAR
La maravillosa gracia de Dios, 6 de noviembre, “Con todo vuestro corazón”, p. 318;
Obreros evangélicos, “La perspectiva”, pp. 37–39

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NOTAS DE ELENA
LECCIÓN DE ESCUELA SABÁTICA
IV TRIMESTRE DEL 2021
Narrado por: Patty Cuyan
Desde: California, USA
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